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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Autonomías indígenas, un asunto pendiente

Autonomías indígenas, un asunto pendiente
En la discusión de la nueva Constitución desde 2006, muchos no entendieron a cabalidad el significado de la plurinacionalidad, esa que reconoce como tales a 36 naciones indígena originaria campesinas y al pueblo afroboliviano. Aunque, fruto de la colonia y la república, el país es en su mayoría mestizo, basta sin embargo salir unos cientos de kilómetros de nuestras ciudades para hallar culturas que, pese a sus hibridaciones, conservan lo esencial de su identidad y, por ello, exigen, con justa razón, su autodeterminación, un tema al que el Gobierno parece haber dejado de prestar atención.

OPINIÓN publicó el domingo un Informe Especial dedicado al tema. En el gran reportaje, efectuado gracias al Fondo Concursable de Periodismo de Investigación patrocinado por diferentes instituciones, se abunda en dos casos, los de Raqaypampa (Cochabamba) y Charazani (La Paz).

Se recuerda cómo es que 1.474 raqaypampeños no olvidarán el histórico 14 de junio de 2017 cuando, vestidos con sus coloridos atuendos indígenas quechuas, únicos del área rural del departamento, eligieron a Florencio Alarcón como la máxima autoridad administrativa del autogobierno indígena de Raqaypampa, un pueblo situado a 220 kilómetros de la ciudad. Ellos sabían que, con la elección de Alarcón, un hombre de 59 años, daban un paso más hacia la consolidación de su autonomía, un proceso iniciado hace casi tres décadas.

A unos 799 kilómetros de Raqaypampa, en el noroeste paceño de la provincia Bautista Saavedra, está Charazani, otro singular pueblo también de origen quechua y reconocido en el mundo por la medicina tradicional kallawaya. Son indígenas que también buscan consolidar su autonomía indígena, proceso que, sin embargo, hoy se ve frenado porque no se ponen de acuerdo para definir la sede del autogobierno y ajustar rápidamente su estatuto autonómico, para continuar con la elección de sus autoridades.

Ambas, con características similares, pero con avances diferentes, son dos de las 19 iniciativas de conversión a la autonomía indígena originaria campesina que desde 2009 se impulsa en Bolivia, tras la puesta en vigencia de la nueva Constitución y la Ley de Autonomías y Descentralización, que incorpora la forma de autogobierno indígena.

A decir del director general de Organización Territorial del Viceministerio de Autonomías, Gonzalo Vargas, en Bolivia hay solo tres experiencias que están muy avanzadas, se trata de Charagua Iyambae, ubicada en la provincia Cordillera de Santa Cruz; la señalada de Raqaypampa; y Uruchipaya, en la provincia Sabaya de Oruro.

¿Qué es lo que sucede en los restantes casos? Lamentablemente, un freno muy duro lo constituyen los difíciles trámites burocráticos ante el Estado. Para muestra, el citado y decidido pueblo mizqueño de Raqaypampa tardó siete años tan solo en el trámite de aprobación de su Estatuto Autonómico. Por otro lado, están las pugnas intestinas no resueltas en las mismas comunidades (el caso de Charazani es emblemático incluso de lo que sucedió a gran escala en el país).

En tal panorama, ante el probable temor de perder el poder central, el Gobierno ha dejado de tener un rol preponderante como en sus inicios lo tuvo para el fomento de los autogobiernos, al reducir el Ministerio de Autonomías a solo un Viceministerio durante el último cambio de gabinete, a inicios de año. “Aunque en la actual Dirección sigue habiendo voluntad para hacerlo [trabajar], su capacidad institucional es mucho menor, al punto de que en Cochabamba no existe oficina ni técnicos para coordinar”, señala Luz María Calvo, directora del Instituto Socioambiental ISA Bolivia.

Es, pues, deseable que el Ejecutivo retome la gestión de las autonomías indígenas si no quiere perder una de sus principales bases constitutivas y, por ende, uno de los pilares de su discurso.