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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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DESDE AFUERA

La verdad puede ser un arma eficaz

La verdad puede ser un arma eficaz
En época de elecciones, ¿por qué seguir escuchando a las consultoras y a los opinadores? Recientemente las encuestas han fallado rotundamente sin poder predecir ni entender el fenómeno de Trump, del Brexit ni del Laborismo. 

En el caso del líder laborista Jeremy Corbyn, las encuestas erraron por 20 puntos, no solo por las dificultades para tomarle el pulso a una comunicación volátil que se ha dado en llamar “líquida”; fallaron sobre todo en la percepción de que los deseos y necesidades de la gente tienen un valor que puede trasladarse a los resultados electorales.

El pasado 19 de abril la primer Ministra Teresa May resolvió sorpresivamente disolver el Parlamento donde su partido conservador tenia mayoría y convocar a elecciones para el 8 de junio.

El llamado a elecciones, completamente innecesario, tenía como fin ampliar la fuerza de los conservadores en el Parlamento para encarar la negociación del Brexit, estrategia basada en que los mejores encuestadores predecían una amplia victoria. Con solo siete semanas de campaña, Corbyn inició el trayecto hacia lo que puede ser la resurrección de la izquierda en Europa. 

Los conservadores perdieron trece bancas, quedándose sin la mayoría parlamentaria para formar gobierno propio, obligándolos a hacer un acuerdo con el DUP de Irlanda del Norte (Democratic Unionist Party) para mantenerse precariamente en el poder. Los laboristas ganaron 30 bancas, estableciéndose como una alternativa real de gobierno.

Jeremy Corbyn dio una fantástica sorpresa electoral contra todos los pronósticos, contra los medios de prensa y hasta contra la mayoría de los miembros de su propio partido en el Parlamento. No se ha visto un político más vilificado que Corbyn, tal vez con las excepciones de Chávez y Maduro.

Votarían a un Quijote, a un dinosaurio de la izquierda, a alguien incapaz de afrontar los desafíos del presente. La opinión pública británica fue advertida una y otra vez: Corbyn era un marxista extremo, un simpatizante del terrorismo internacional, amigo del IRA, Hammas y Hezbollah. Algunos datos son correctos, como que es un latinoamericanista cabal, simpatizante de Fidel Castro y de la revolución bolivariana y un firme defensor de la causa del diálogo Malvinas. Los medios se encargaron de recordar que Corbyn fue parte integrante del Grupo Pro diálogo Malvinas durante mi misión en Londres, y el Daily Mail publicó su foto junto a la embajadora argentina, como quien muestra la prueba de una infamia. Corbyn es un pacifista declarado, se opuso al involucramiento de Gran Bretaña en las guerras de Afganistán, Libia, Irak y Siria. Es un activo detractor de la proliferación nuclear y fue acusado de poner en riesgo la estrategia de defensa de su país, cuyo sentido del honor se ha desplegado en las guerras y conquistas del imperio.

 Una de las lecciones más importantes del triunfo de Corbyn es que la Verdad- tan frecuentemente desechada por los políticos en campaña- puede ser un arma eficaz. Después del ataque terrorista en Manchester, mientras parecía que la derecha obtendría rédito prometiendo la intensificación de la “guerra contra el terror”, Corbyn dijo algo que ningún político se atrevería a decir en ninguna campaña: “Muchos expertos, incluidos profesionales y nuestros servicios de inteligencia y seguridad han señalado las conexiones entre las guerras que nuestro gobierno ha apoyado o lanzado en otros países y el terrorismo acá en casa”.

(Tomado de Página 12)