DE FRENTE
Letal corrupción
Los mecanismos creados para la vigilancia, investigación, procesamiento y sanción de los hechos de corrupción, porque no son impermeables a la penetración del mal, razón por la que campea la impunidad, generando una corriente de aceptación social que raya en el cinismo frente a un mínimo de reproche, malestar e indignación.
La noticia de que el Gobierno de España indultó a tres condenados por corrupción para evitar que ingresen en prisión es apenas una muestra de que la sinvergüenzura no encuentra límites en el nivel de instrucción, el desarrollo económico, el origen étnico, la religión ni la ideología; los amigos están siempre listos para que los delitos cometidos por sus allegados pasen desapercibidos y la estima social por aquellos no quede afectada.
Pero si a un infeliz descamisado se le ocurre seguir el ejemplo de sus poderosos gobernantes sin contar con la previa protección de estos y se apropia, así sea de una mínima parte del botín, las leyes caerán implacables sobre él/ella, la sociedad indignada alzará el dedo acusador y le estigmatizará hasta sus generaciones futuras.
Lo mismo que sucede en el primer mundo, países como Bolivia se hallan infectados de corrupción y no hay día que no se descubran nuevos hechos, que además del daño económico que ocasionan, nos llevan a la ignominia a todos los habitantes. Funcionarios que sin escrúpulo negocian los sobreprecios de obras inservibles, empleados que se apropian de sumas millonarias, narcotraficantes absueltos por una justicia políticamente controlada y una sociedad cada día más adormecida por el gas letal que emana de la corrupción. ¿Será posible que en algún momento soplen vientos de renovación ética antes de que nos destruyamos como especie humana?