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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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INNOVACIÓN Y FINANZAS

Digilosofía

Digilosofía
Digilosofía no es una ciencia o nueva área de la filosofía, es el término que utiliza ahora el banco Santander en su última campaña, para captar clientes para su banca digital, con mensajes como: “Usa la tecnología para llegar donde no ha llegado nadie”.

Según el Santander, Digilosofía va mucho más allá de ser una campaña publicitaria, la idea central es que la tecnología debe estar al servicio de las personas y no al revés, es una idea transversal que define su nuevo posicionamiento, para poner en el centro de su estrategia al cliente para que este elija cómo, cuándo y dónde quiere relacionarse con el banco para resolver sus gestiones del día a día. Su objetivo es llegar a 30 millones de clientes digitales en el año 2018 (actualmente ya tiene 22 millones) y para eso el banco Santander viene haciendo millonarias inversiones tecnológicas, el año 2016 más de 900 millones de dólares para lograr procesos bancarios multicanal más simples y ágiles para el cliente. Pero, además, está apostando a mantener y atraer talento de recursos humanos e invirtiendo en empresas del entorno fintech con un fondo de 100 millones de dólares para invertir en startups.

En nuestro país, la mayoría de los bancos ha comenzado a dar los primeros pasos hacia la banca digital a través del cambio de sus plataformas informáticas a una digital, reorganizando sus áreas de negocio, cambiando sus modelos de negocio, creando nuevas áreas de desarrollo/investigación e innovación (I+D+i), desarrollando nuevos productos y servicios a través de nuevos canales, etc. Otros bancos han organizado eventos para mirar el avance de las fintech e incluso están creando modelos para colaborar con startups que puedan desarrollar soluciones para algunos segmentos que los bancos desean profundizar. Con estos cambios en curso, la dirección de muchos bancos se muestra cada vez más partidaria de explorar nuevos proyectos y medios para aprovechar más las tecnologías digitales, asignando montos importantes a las inversiones tecnológicas y cambios en sus organizaciones.

Todas estas iniciativas han creado un ambiente de entusiasmo y competencia de quien llega antes a este objetivo digital, inclusive algunos bancos ya se han posicionado del término de “banco digital”, destacando su compromiso con el proceso de renovación y de innovación.

Sin embargo, queda todavía mucho por hacer para que los bancos puedan transitar, lo más rápido posible, de esa banca tradicional, que todavía es pesada, a una banca digital ágil, para elevar la experiencia del cliente tanto en la atención del servicio como en el apoyo para implementar sus nuevos negocios. La omnicanalidad todavía es inexistente; la cocreación de productos y la innovación abierta todavía es un desafío; llegar a la tecnología en la nube todavía está muy lejos por temas regulatorios y de seguridad, el big data, la minería de datos y el uso masivo de datos de clientes está todavía subutilizada; no se tiene aún un proyecto de todo el gremio para llegar al mercado con una sola billetera móvil, etc. Para mantener y atraer talento, la banca debe acercarse al ecosistema universitario para elevar el espíritu emprendedor e innovador de los nuevos profesionales y apoyar el surgimiento de nuevas empresas fintech que les permita satisfacer mejor las necesidades de los clientes y cerrar las brecha entre los servicios ofrecidos de manera tradicional y las demandas digitales.

Llegar a la banca digital no solo es reposicionarse a lo largo de la cadena de valor proveyendo infraestructura y productos digitales, sino más bien priorizando la relación holística con el cliente en un entorno digital ágil y seguro.