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  • Diario Digital | lunes, 18 de marzo de 2024
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Abandonos y abandonos

Abandonos y abandonos
El mundo de la ciencia, la educación y la cultura lamentó profundamente el jueves el prejuicio que sufrirá precisamente la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés). Aquella jornada, Estados Unidos e Israel anunciaron que abandonarán la tan prestigiosa entidad internacional.

El país dirigido por el magnate republicano Donald Trump señaló como motivos la necesidad de una reforma y una supuesta "tendencia anti-Israel". "Esta decisión no se tomó a la ligera y refleja las preocupaciones de los Estados Unidos con los crecientes atrasos en los pagos en la Unesco, la necesidad de una reforma fundamental en la organización y la tendencia anti-Israel continua", aseguró la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert. Sostuvo que la retirada de Estados Unidos de la Unesco entrará en vigor el 31 de diciembre de 2018, en cumplimiento de los estatutos del organismo, según reflejó EFE.

No es la primera vez que Washington decide apartarse de la Unesco, a pesar de que fue miembro fundador y de que históricamente ha tenido un destacado papel en la agencia, informó en un reportaje la BBCMundo. El presidente —también republicano— Ronald Reagan (1981-1989) retiró al país de este organismo en 1984, en plenas tensiones por la Guerra Fría, al considerar que la entidad estaba politizada y que era hostil hacia "las instituciones básicas de una sociedad libre, especialmente contra el libre mercado y la libertad de prensa". Estados Unidos no volvería al seno de la Unesco hasta 2003, bajo el mandato de George W. Bush y en los años posteriores al atentado del 11-S.

Washington, en un momento en el que el organismo se vio como clave para combatir los extremismos, pasó a financiar el 22 por ciento del presupuesto de la Unesco, siendo el país que más aporta, seguido por Japón (9.6 por ciento ) y China (7 por ciento ). No obstante, el presidente Barack Obama (2009-2017) volvería a dar marcha atrás años después con su decisión de congelar esa aportación financiera en respuesta a la entrada en la Unesco de Palestina como miembro de pleno derecho. Desde entonces, EEUU ha acumulado una deuda de más de 500 millones de dólares con la Unesco.

La aún directora general de la institución el jueves, Irina Bokova, consideró que la partida "es una pérdida para la Unesco, para la familia de Naciones Unidas y para el multilateralismo", en un periodo de enormes desafíos para la paz mundial. "En el momento en que la lucha contra el extremismo violento pide una inversión renovada en educación y en diálogo intercultural para prevenir el odio, es profundamente lamentable que Estados Unidos se retire de la agencia de Naciones Unidas que se ocupa de estos asuntos".

Esta es, pues, una posición con la que coincidimos plenamente. Nada mejor que la educación, la cultura y la ciencia para promover una sociedad mejor. Y Trump lo debería saber ya no solo para aplicarlo a las deterioradas relaciones de su nación con el resto del mundo, sino al interior de su mismo país, donde ya no es novedad que intolerantes o desquiciados maten a sus ciudadanos, ya sea en tiroteos o por ejemplo en ataques racistas.

A más de eso, resulta notoria una diferencia de reacciones de los gobiernos e instituciones del mundo para casos similares. También argumentando un desequilibrio político al interior de la Organización de Estados Americanos (OEA), Venezuela hace unos meses anunció que abandonaría el organismo. Comenzando por el propio EEUU, varios ejecutivos del continente se rasgaron entonces las vestiduras, argumentando lo poco democrático de esa decisión. Hoy son escasas las voces agudamente críticas con la determinación del magnate republicano. Así las cosas, ¿quién puede dudar de cuánto es que los intereses políticos son los que realmente mueven a las entidades internacionales?