Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Preguntas del día después

Preguntas del día después
A excepción probablemente de La Paz y tal vez Santa Cruz, las concentraciones convocadas por partidos opositores y organizaciones ciudadanas contra la repostulación del Presidente parecen no haber estado a la altura de las expectativas de sus organizadores. Las manifestaciones coincidieron con la celebración de los 35 años de renacimiento de la democracia boliviana, un proceso que comenzó el 10 de octubre de 1982 cuando asumió el presidente Hernán Siles Zuazo, tras un período largo de dictaduras que duró 18 años, reflejó la agencia EFE.

El expresidente Carlos Mesa se presentó en el acto de La Paz como un "ciudadano común". Dijo que lo hacía para recordar a Evo Morales y al Tribunal Constitucional (TC) "que no pueden burlar la soberanía del pueblo" porque ya se rechazó en 2016 la modificación de la Constitución para impedir la reelección. Mesa sostuvo que "no puede ser" que los magistrados de ese tribunal, que estudian un recurso sobre la reelección, pasen por alto la consulta del 21 de febrero del año pasado, el referendo que aprobó la Constitución en 2009 y la Constituyente del 2006.

Morales busca ahora un cuarto mandato para el período 2020-2025 y para eso su partido ha pedido al Constitucional que declare inaplicables varios artículos de la Constitución y anule otros de la Ley Electoral que impiden la nueva candidatura. El oficialismo ha pedido a ese tribunal pronunciarse sobre los derechos humanos y políticos del Morales para ser reelegido y del derecho del pueblo a volver a votar por él, al margen de lo que señala la Carta Magna.

Gran parte de los concurrentes a las concentraciones del martes pertenecía a la clase media, aunque asimismo se distinguía entre los asistentes a algunos indígenas y sectores sociales críticos con el Ejecutivo. También acudieron el alcalde de La Paz, Luis Revilla, y el jefe de la opositora Unidad Nacional, Samuel Doria Medina.

Ahora bien, ¿por qué las protestas no fueron incontestablemente masivas en todo el país? Las respuestas de coyuntura son varias. Muchos lamentaron, por ejemplo, que el día haya coincidido con la apasionante jornada de Eliminatorias para el Mundial Rusia 2018, que invitaba a los fanáticos del fútbol a quedarse en sus casas. Incluso, se dijo que perjudicó la coincidencia con el Día del Cine que, con la venta de entradas a diez bolivianos en todas las salas, restó asistencia. Nos preguntamos, en ese marco, qué tan importante es para buena parte de la ciudadanía el activismo político, si es que un encuentro de fútbol o una película resultan ser más relevantes.

Lamentamos declaraciones de funcionarios del Gobierno como el ministro Carlos Romero, que menospreció las movilizaciones, lo cual solo crispa la división. No deja, sin embargo, de tener alguna razón este funcionario cuando señala que los opositores son buenos para expresarse en las redes sociales, pero malos para la movilización real.

A más de ello, es también verificable que, así como hay cierto cansancio de muchos con la gestión del presidente Morales, lo hay también con los políticos de la oposición, tan o más antiguos que el Mandatario en lides electorales y en la administración pública. No hay, pues, renovación en ningún bando. Ello conduce a que tampoco existan liderazgos que expresen las directivas de los pasos a seguir.

Y es que estos no solo deberían estar orientados al rechazo a la repostulación y a las maniobras legales interpuestas para tal fin, sino, sobre todo, al diseño de un proyecto de país alternativo y aglutinante, libre del pasado que todos condenan. ¿Por qué esto ni se vislumbra? Tal vez porque, pese a pronunciamientos conjuntos y ya no tanto, los partidos opuestos al MAS y sus conductores siguen pensando en la pequeña ambición de a quién le podría tocar sentarse en la silla presidencial, antes que en forjar una propuesta unificadora y saludable que tanta falta nos hace para la continuidad de la misma democracia.