MIS CIRCUNSTANCIAS
Día del árbitro
11 de octubre de 2017 (20:35 h.)
Uno de los oficios más ingratos del mundo debe ser el del árbitro de fútbol, porque implica presión asfixiante, ejercida por cientos, miles o millones de ojos apasionados y atentos a sus decisiones en el tiempo reglamentario de juego.
Como para cualquier profesión, se precisa vocación, capacitación y temperamento, para asumir un rol bastante rechazado.
Es fundamental su preferencia y agrado por el deporte. Imposible que un árbitro no tenga interés por el fútbol. Sería como que a un médico no le guste curar, a un abogado defender, al arquitecto construir, al profesor enseñar, así en todas las profesiones y oficios que existen.
Al recordar este día, repasé el libro escrito por el Prof. Wilfredo Rojas Cortez “Árbitros de Fútbol”, editado hace un año y dedicado a Abilio Ferreira D’Almeida, Juan Carlos Loustao y Sergio Rojas Gutiérrez.
Es un homenaje merecido y oportuno a los que Wilfredo considera servidores públicos del fútbol cochabambino, con biografías específicas, destacando que la mayoría combina o alterna esta difícil actividad con sus profesiones académicas.
Se presenta una lista de 164 valientes, entre ellos Alberto Daza, Alberto Albornoz, Óscar Villarroel, Mario Bolívar, Celier y Antonio Vargas Caero, Óscar Camacho, Mario Prado y su hijo Hostin, Iván Gamboa, Raúl Orosco, Mario Boado y Óscar Maldonado.
Hay una alusión especial a don Miguel Aliaga Mancilla y sus hijos Armando, Humberto y Wilson Aliaga Acuña, y a los ocho hermanos Aguilar Meneses.
En la remembranza, no faltan fundadores del Colegio de Árbitros en 1935, como Carlos De la Torre, Guillermo Navarro y Diógenes Lara, que brillaron como jugadores y réferis, personalidades deportivas como Lucio Claros Quiroga y el infaltable José Casto Méndez.
El árbitro, generalmente incomprendido, es personaje vital del espectáculo. Es de carne y hueso, con familia como todos, simpatizante de algún equipo, pero imparcial y objetivo en la cancha. El juez de fútbol, como en otros deportes, merece deferencia para alentar a los que elijan este oficio, difícil pero apasionante.
Envío una cordial felicitación a mi buen amigo Willy por su cumpleaños que es hoy, principalmente por el noble gesto de enaltecer a sus colegas de arbitraje, protagonistas infaltables, con sus aciertos y errores, prevaleciendo su buena fe y amor al fútbol.
Como para cualquier profesión, se precisa vocación, capacitación y temperamento, para asumir un rol bastante rechazado.
Es fundamental su preferencia y agrado por el deporte. Imposible que un árbitro no tenga interés por el fútbol. Sería como que a un médico no le guste curar, a un abogado defender, al arquitecto construir, al profesor enseñar, así en todas las profesiones y oficios que existen.
Al recordar este día, repasé el libro escrito por el Prof. Wilfredo Rojas Cortez “Árbitros de Fútbol”, editado hace un año y dedicado a Abilio Ferreira D’Almeida, Juan Carlos Loustao y Sergio Rojas Gutiérrez.
Es un homenaje merecido y oportuno a los que Wilfredo considera servidores públicos del fútbol cochabambino, con biografías específicas, destacando que la mayoría combina o alterna esta difícil actividad con sus profesiones académicas.
Se presenta una lista de 164 valientes, entre ellos Alberto Daza, Alberto Albornoz, Óscar Villarroel, Mario Bolívar, Celier y Antonio Vargas Caero, Óscar Camacho, Mario Prado y su hijo Hostin, Iván Gamboa, Raúl Orosco, Mario Boado y Óscar Maldonado.
Hay una alusión especial a don Miguel Aliaga Mancilla y sus hijos Armando, Humberto y Wilson Aliaga Acuña, y a los ocho hermanos Aguilar Meneses.
En la remembranza, no faltan fundadores del Colegio de Árbitros en 1935, como Carlos De la Torre, Guillermo Navarro y Diógenes Lara, que brillaron como jugadores y réferis, personalidades deportivas como Lucio Claros Quiroga y el infaltable José Casto Méndez.
El árbitro, generalmente incomprendido, es personaje vital del espectáculo. Es de carne y hueso, con familia como todos, simpatizante de algún equipo, pero imparcial y objetivo en la cancha. El juez de fútbol, como en otros deportes, merece deferencia para alentar a los que elijan este oficio, difícil pero apasionante.
Envío una cordial felicitación a mi buen amigo Willy por su cumpleaños que es hoy, principalmente por el noble gesto de enaltecer a sus colegas de arbitraje, protagonistas infaltables, con sus aciertos y errores, prevaleciendo su buena fe y amor al fútbol.