Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 18:15

CIUDAD SUSTENTABLE

Emisiones a la atmósfera

Emisiones a la atmósfera
Cada día en esta ciudad se emite un sinnúmero de contaminantes, de forma directa y ante la mirada de la autoridad ambiental competente, inerte y débil, al punto de decir que las emisiones están controladas y que con tres días del peatón al año se están reduciendo las emisiones hasta niveles permisibles.

No se trata de declarar más o menos días del peatón al año, de lo que se trata es de cambiar conductas y conciencias ambientales de cada poblador de este valle, para que incluso, sin la necesidad de obligar a realizar controles de las emisiones vehiculares, voluntariamente cada poblador contribuya a la calidad del aire de la ciudad, evitando emisiones innecesarias, y sobre todo tomando conciencia de que el cambio parte de uno.

Es fundamental que el cambio mental ocurra en cada uno de los conductores de móviles de esta ciudad. El control de emisiones de forma natural y por responsabilidad debe ser una decisión de cada persona propietaria de un vehículo. Lo contrario significa que no entramos en conciencia y que transcurrirá un buen tiempo hasta que realmente nos constituyamos en sujetos de cambio de esta ciudad que espera una acción inmediata para mejorar las condiciones de vida muy deterioradas.

Las nuevas generaciones nos dan una esperanza de cambio por los comportamientos más conscientes y más racionales que muestran los niños, inocentes criaturas que visibilizan el problema. Su participación en las soluciones poco gravita por el atropello de los mayores, que no entienden que las actitudes no dependen de la edad, sino de la voluntad para cambiar.

Un componente fundamental es indudablemente el tipo de educación que uno recibe en los primeros años de vida. De esa manera carga en su mente un bagaje de conocimientos y conductas que las lleva a la práctica. No por nada se dice “Juventud, divino tesoro”. Es en esta época de la vida que uno encuentra sentido a la vida y a muchas actuaciones individuales y en comunidad. No es que nuestra juventud está extraviada, lo que pasa es que no encontramos referentes dignos de imitar en nuestras familias o entornos educativos. Por ello no surgen actitudes positivas, y más bien los jóvenes imitan lo negativo que es la generalidad de actitudes que se notan en los colegios y comunidades de barrio. Los sujetos de cambio nacen con un conjunto de direcciones no muy adecuadas, y se alejan de ser protagonistas de los cambios importantes y cruciales de nuestra sociedad por la comodidad que disfrutan. Es tiempo de motivar a nuestros niños y jóvenes en el cambio de conducta, y formarlos en la solidez de una voluntad plena de mejorar cada día la sociedad, para no ser solo instrumentos de conteo de la población común y corriente.