Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Breve crónica de un homenaje improvisado

Breve crónica de un homenaje improvisado



El libro se presentó dos veces la misma jornada. La “Antología de cuentos extraordinarios de Bolivia”, compilada por los reconocidos escritores Adolfo Cáceres Romero y Homero Carvalho y publicada por Editorial 3600. Estaba programada para presentarse el pasado sábado 7 de octubre a partir de las 20:00 horas en el salón Néstor Taboada Terán de la Feria Internacional del Libro de Cochabamba (FILC).

A la hora acordada de acuerdo al programa, el único presente en la sala era el encargado de la editorial. Ambos antologadores se encontraban ocupados aún en otra presentación, en este caso de libros de Cáceres Romero.

El primero en llegar fue Homero Carvalho, quien realizó una primera presentación del libro. Se trata de un compilado de cuentos de la literatura boliviana que incluye a 53 autores de distintos periodos históricos del país, arrancando en la época colonial.

Carvalho destacó que el criterio de selección de estos textos fue tan arbitrario como el gusto mismo de los antologadores. Es decir que, después de haber elaborado gran cantidad de antologías con distintos ejes temáticos, ambos escritores prefirieron hacer, por primera vez, una que incluya los textos que más placer les produjeron en la lectura. Esa fue la consigna.

El resultado, un grueso libro que contiene lo más representativo de la literatura boliviana en este género.

Carvalho se dirigió al público, diciendo que se había escogido a Cochabamba para presentar el libro ya que Cáceres no podía viajar por su estado de salud, y que por lo mismo sería absurdo concluir la presentación sin él. Sugirió esperarlo, y ninguno de los asistentes objetó, de hecho algunos más se sumaron para homenajear a este autor que dedicó su vida entera a la literatura boliviana.

Cáceres llegó pasadas las 21:00 horas y la presentación, hasta este punto sui generis, volvió a comenzar, solo para que el autor pueda dirigirse a los lectores, aquellos que son el motivo de los desvelos de quien escribe. Y para que ellos puedan devolver los sacrificios de una vida entera, así sea con unos cuantos aplausos.