Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

Recordar

10 de octubre de 1982. Retorno a la democracia en nuestro país, la que tuvo un costo de miles de horas de sufrimiento, cientos de noches sin dormir, muchas lágrimas, personas desaparecidas, asesinadas, perseguidas, masacradas, torturadas, separadas de sus familias. En nuestra América, era todo un ciclo que terminaba y aún faltaba por terminar. Los dictadores del siglo XX, como Días, Hernández, Somoza (padre), Gómez, Trujillo, Videla, Banzer, Pinochet, Stroessner, Ríos Montt, Noriega y García Meza, pareciera que ya hubiesen cumplido su ciclo. No obstante, estas dictaduras dejaron una fuerte herencia en el imaginario popular.

10 de octubre de 1982, respiramos tranquilos, después de 18 años de golpes militares: Barrientos el 64, Banzer el 71, García Meza el 80, contextos en los cuales el pueblo vivía con miedo y adaptado al toque de queda, al abuso de poder, a no emitir opiniones fuera de lugar, con el fin de tener relativa seguridad y no entrar a la cana (desaparecer). Hubo universidades y minas intervenidas, censura a la prensa. Eran épocas en las que había mucho buzo (espionaje), en todo lado. Estaban en reuniones, en las aulas universitarias, en la calle. Es decir, se caminaba “con el testamento bajo el brazo”. Muchas veces el pueblo salía a protestar, a generar mítines, y muchas veces a compañeros activistas los reprimieron y metieron a la cana. Nunca más se los vio. Hay que recordar la masacre de la calle Harrington.

Hoy, 10 de octubre, hay un llamado de los movimientos sociales demócratas para salir a la calle, para recordar y defender un día importante para los bolivianos. Hay razones muy fuertes para hacerlo. La convocatoria se la hizo a través de grupos en redes sociales, donde el internauta se manifestó con un “me gusta”. Es otro tiempo, todo es virtual, ya no hay miguelitos, panfletos, warak’as (hondas). Recuerdo que la gente tenía sentido de pertenencia y solidaridad.

Hoy no será necesario ser “anonimous” para salir a la calle. No es necesario que sea secreto como el voto del 21F. Habrá que tomar en cuenta las contraseñas de la felicidad. La computadora personal, el celular y la tablet son máquinas para ganar o pasar el tiempo. Como dice Galeano, “que se apoderan del tiempo”. Esto será una prueba para los que protestan en redes sociales. Dejar la virtualidad en estos tiempos es un desafío.

El 10 de octubre de 1982, la democracia volvió a nosotros. El 21F de 2016, la democracia dijo No. En ese contexto se deberá respetar la decisión popular, ya que ningún juez puede desconocer este suceso democrático y constitucional. Y nadie, ningún ciudadano puede adjudicarse el triunfo de la democracia, por algo es democracia.

Touraine (sociólogo francés) nos explica la manera de ver a la democracia no únicamente como la decisión de las mayorías o como el poder del voto en el ciudadano, sino como un sistema definido por su sustancia y su procedimiento, como un medio de ejercer la libertad en los ciudadanos y ser un “sujeto” dentro de la sociedad (…).

Galeano dice: “Habitamos un mundo gobernado por el miedo, el miedo manda, el poder come miedo, ¿qué sería del poder sin el miedo, que el propio poder genera para perpetuarse?”. La democracia no tiene miedo de recordar. La memoria es una fuerza de resistencia. Esto es un 21F.