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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Jorgito, la mina, una guitarra y la nostalgia por el periodismo

El orureño, de 74 años, dejó a un lado 29 años de ser comunicador. He aquí el lado más privado de Arzadum, el hombre que tembló en un concurso de TV y que a los 18 años decidió ser minero p
Jorgito, la mina, una guitarra y la nostalgia por el periodismo



De Jorgito Arzadum, con certeza, oyeron hablar alguna vez. Veintinueve años de haber paseado su carisma por los pasillos saturados del deporte no pudieron quedar regados en el tintero. Es más, no sería justo porque si de servicio desinteresado hablamos, resultaría un tanto complejo hallar otra persona que encaje a la perfección tanto como él.

Es posible que quienes pudieron cruzar palabras y miradas con el orureño sencillo (que siempre llevaba una gorrita) de convicciones firmes sepan que ocupaba una silla en el lado lateral del despacho de la Asamblea del Deporte y que era una suerte de “mano derecha” de Marco Arze, quien lo ascendió de colaborador a auxiliar oficial durante su mandato. Fue allá por 2006.

También es factible que conozcan que es uno de los periodistas deportivos más laureados de Cochabamba.

Ahora que pisa los 74 años logró reunir 20 distinciones. El dato resulta, claro, abrumador.

Sin embargo, aquí va el otro lado, uno que seguramente se presentará casi como asombroso para quienes no hicieron caso a las alarmas de su curiosidad más propia y dejaron pasar por alto la riqueza de los relatos coloridos que salen de este hombre.

Podríamos comenzar contando, por ejemplo, que cuando tenía 18 años decidió meterse a trabajar en la mina de su pago porque su espíritu temerario lo llevó a probar todo y también porque tuvo que ayudar en una casa que no gozaba precisamente de lujos materiales. A diario, descendía 340 metros para extraer mineral.

También es probable que unos pocos tengan la noción real de lo que para él significa la música y que, a los 27, le temblaron la voz y las piernas cuando le tocó subirse al escenario en el entonces programa televisivo Bolivia Canta, producido desde La Paz.

“¡Casi me escapo! Llegué y me maquillaron más que a una dama”, suelta, para luego liberar una generosa carcajada.

Un día, alguno tuvo la osadía de preguntarle, de frente, si sus tendencias sexuales iban “por otro lado”. Es decir, si era homosexual, pues no “compartía” (no bebía) mucho con el resto.

La respuesta fue contundente y no se hizo esperar: “¡No!”.

Hace 10 meses lo invitaron a retirarse de la Asamblea del Deporte. Estaba algo cansado físicamente, aunque no así en lo anímico. No opuso resistencia y atendió el mensaje. Desde entonces, está más cerca de su esposa Aida, la mujer que le ofreció su hombro en los momentos más duros y que lo “bancó” en los casi 30 años en que se dedicó al periodismo.

Servidor de Dios como acción principal de todos los días (noble y elegida) y siempre ligado al deporte, como cosa que lo apasiona.

“Buenos días a todos ¡Qué linda es la gente en Tiquipaya, nuestra Llajta! Tenemos éxitos de Lauro y compañía”. Las palabras de bienvenida con las que don Jorgito daba paso al programa radial, en la década del 80, sirve perfectamente para introducir a los lectores a su propia nota. Aquí va la historia de un periodista deportivo que ahora le dedica su vida a Dios.

P: ¿Qué le quedó de haber estudiado con las hermanas?

R: Las madres pontificias me decían que debía sacar las notas donde se producía la información. Enseñaban que estaba prohibido esperar a que las noticias llegaran a la redacción de uno.

P: Estuvo con don Lauro...

R: Salía mi voz. Hacía la cortina. Don Lauro me había dicho: ven, te voy a hacer la prueba para saber cómo eres de locutor. Le contesté que era de provincia, no de la ciudad (risas). Me grabaron y descubrieron que sabía cantar. Ya en el 88 fui al Festival de la Canción con mi grupo Los Quechuas. Era el vocalista. He salido de la canción minera, en Llallagua. Me fue bien. Gané. Después fui invitado al Bolivia Canta, cuando tenía unos 27 años. Estaba al lado de grandes artistas ¡Casi me escapo!

P: ¿Cuál fue el primer medio cochabambino en el que trabajó?

R: Me vine en 1987 a Tiquipaya. Con la enfermedad que me dio (embolia), casi me fui al otro lado. El médico me dijo que hiciera un cambio. Llegué a los 67. Mi primer medio en Cochabamba fue Radio Porvenir. Ya en 2006 más o menos entré a la Asamblea. Me encargaba de las entrevistas y todo. Era colaborador. Listo. Después asumió el doctor Arze (Marco). Me dijo que no me fuera y me reconoció como auxiliar.

P: ¿Qué fue de don Jorgito en estos meses?

R: Ya estoy descansando. Repaso la Biblia. Ahora soy cristiano. Me convertí cuando estaba recuperándome del hospital.

P: ¿Se siente más cerca de Dios?

R: Sí. Y más feliz porque está próxima la venida del Señor. Está escrito y uno debe encontrarse listo.

P: ¿Sigue en la música?

R: Sí. El grupo se llama Fusión del Paso. De vez en cuando nos reunimos. Hay que esperar a que pase la lluvia. Veremos cómo pinta.

Cuarenta y cinco minutos con 16 segundos. Ese fue el tiempo de la entrevista con don Jorgito. Terminadas las preguntas, un par de lágrimas invasoras y una sonrisa en su rostro.

20 distinciones recibió Jorge Arzadum. Entre ellas figuran las del Sedede, la Federación de Ajedrez y la Asociación de Softbol.