Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 20:34

TRAGEDIA EN VILLA TUNARI

Entierran a niño devorado por un caimán y quieren evitar más casos

Los pobladores de San Juan de Uriuta colocaron carnadas en el río y montan vigilancia para tratar de cazar al reptil. La familia del niño John David Camacho lloró ayer su muerte.
Entierran a niño devorado por un caimán y quieren evitar más casos



Conmocionados por la trágica muerte que padeció un niño, tras ser devorado por un caimán en el río Uriuta, en Villa Tunari, los pobladores de la localidad de San Juan de Uriuta lloraron a la víctima, la enterraron ayer en la tarde y luego se organizaron para evitar que más de sus niños sean atacados por el reptil.

La tía del niño John David Camacho, de siete años, relató que todo ocurrió la tarde del martes 3 de octubre mientras los padres del pequeño estaban trabajando en su chaco. John David y sus primos decidieron ir al río Uriuta para refrescarse del intenso calor, como hacían frecuentemente. Ella estaba a unos metros lavando y vigilándolos. Cuando levantó la vista para ver al grupo, en medio de la vegetación, divisó unos ojos que brillaban y se acercaban al sector donde estaban las criaturas. Asustada empezó a gritarles: “el bicho, el bicho, salgan”. Los niños salieron despavoridos del agua, pero John David se quedó paralizado por el terror al ver al caimán avanzar rápidamente hacia él.

La tía gritó desde donde estaba, pero el animal tomó a John David en sus fauces y lo arrastró al fondo del río en unos segundos. Sus primos, ya a buen recaudo, lloraban a gritos pero nada ni nadie pudo evitar la tragedia.

Los comunarios aseguraron a la Red ATB que los cocodrilos nunca antes se habían acercado a la población de San Juan de Uriuta, distante a 65 kilómetros de Villa Tunari, pues estos reptiles tenían su hábitat en las cabeceras de los ríos, selva adentro. Suponen que llegaron hasta una zona poblada porque el alimento debe escasear en su lugar de origen. Sin embargo, explicaron que a 200 metros del río están edificadas sus casas y una unidad educativa donde los pequeños estudian. “Hay personas que vieron más caimanes. No podemos permitir que ataquen a los niños y a las mujeres que van a lavar ropa, tenemos que cazarlos”, dijo uno de los habitantes. Ayer pusieron carnadas cerca del río y tras el entierro de John David se organizaron en grupos para montar vigilancia. La familia del pequeño lloró desconsolada por la horrorosa muerte que tuvo.