Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 11:54

Cuanto más conozco a los hombres…

Desprecio por la vida<BR>Llama mucho la atención la saña de las supuestas amenazas. De ser reales, nos hallamos ya ante un inaudito extremo de desprecio por la vida en su conjunto.<BR>
Cuanto más conozco a los hombres…
“Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro”, es una frase atribuida por muchos al poeta inglés Lord Byron, y que cobra muy paradójica actualidad. Estos días, Bolivia fue noticia en el mundo por un hecho que podría ser solo anecdótico, pero que desnuda algunos de nuestros lados oscuros como sociedad: un grupo de 18 abogados, activistas por los animales, unió fuerzas para defender a Pantuque, un can de raza shar pei, y evitar que sea sacrificado por orden judicial, ya que está retenido por haber causado lesiones graves a un niño y su madre.

Un juez, informó ayer la agencia EFE, decidió enviar a prisión a la propietaria del perro. En una audiencia cautelar efectuada en La Paz, se determinó la detención preventiva de Claudia R. en el Centro de Orientación Femenina de Obrajes, por su supuesta responsabilidad en el ataque del can, dijo el abogado de la mujer, Javier Mardones. La Fiscalía le ha imputado por el supuesto delito de "lesiones gravísimas ocasionadas por animales", algo que, según su abogado, no se ha podido demostrar. El delito "se tendría que encuadrar a lesiones leves", indicó Mardones.

El suceso data de agosto, cuando Pantuque mordió a un niño de 11 años reaccionando ante una supuesta agresión, y después hizo lo mismo con la madre del menor, que salió en su defensa. El padre del menor ha asegurado que su hijo fue mordido en varias zonas de su cuerpo y que la herida más grave fue en uno de los brazos, que recibió 23 puntos de sutura. Entre tanto, los abogados de Pantuque sostienen que el animal atacó a miembros de una familia que "constantemente le producían daños, lo apedreaban". La propietaria dijo que cumplió con todos los gastos médicos de la agresión, algo que fue negado por los denunciantes.

El can actualmente se encuentra en un refugio de animales dependiente del municipio de La Paz, en completo aislamiento mientras el proceso transcurre para ver si se aplica o no la eutanasia. El grupo de 18 abogados que defiende a Pantuque alista una demanda en defensa del animal por "tentativa de biocidio" contra los denunciantes y las autoridades.

Por otro lado, el diario Página Siete informó que los padres del menor difundieron un audio en el que reciben amenazas de muerte por el proceso legal abierto en contra de la dueña de la mascota. En entrevista con radio Éxito, la madre dio a conocer que el supuesto novio de la dueña llamó a su esposo para amenazarlo de muerte. "Despídete de tu hijo, porque te voy a buscar c… Te voy a buscar porque me has cagado con esta familia. Si me meten a la cárcel, voy a hacer que mi gente te desaparezca. Y ama a tu hijo, porque cuando yo te vea te voy a romper tus huesos”, se puede escuchar en el audio, entre varios otros improperios.

No sin razón, muchos ciudadanos hicieron notar cómo es que un can, inconsciente e inocente desde luego de los actos humanos, cuenta con casi una veintena de juristas, en tanto que muchas personas, entre ellas niños y mujeres, no pueden acceder a un solo abogado, aun en casos graves de abuso infantil y feminicidios. Y es que, si bien andamos en una época en la que se ha revalorizado a la naturaleza y a los animales, ¿cuándo es que perdimos la perspectiva de que lo que debe primar es el equilibrado bienestar humano, mucho más el de los más débiles?

Fuera de lo anterior, llama mucho la atención la saña de las supuestas amenazas. De ser reales, nos hallamos ya ante un inaudito extremo de desprecio por la vida en su conjunto. ¿En qué momento lo que debería ser el respeto —que ya no el amor— por el otro pasa al deseo de eliminarlo?

Consideramos, claro, legítimo y positivo todo activismo en bien de la naturaleza y los animales. Cuando este sin embargo cobra ribetes literalmente bestiales, es que como sociedad debemos cuestionarnos cuál es el rumbo que estamos tomando.