“¿Cómo puede haber gente tan inteligente en Bolivia?, si son así, ¿Por qué tu país sigue siendo tan pobre?”. Esas son las preguntas que le hacen algunos chilenos a Mario Grágeda cuando se enteran que es de nacionalidad boliviana y además director de un Centro de Investigación Avanzada de Litio y Minerales Industriales de la Universidad de Antofagasta de Chile.

Al margen de ese científico, al menos una quincena de connacionales es parte de ese laboratorio de Antofagasta. En cifras, representan el 50 por ciento del total de recursos humanos que hay en esa institución.

En abril de esta gestión, Bolivia creó la empresa Yacimientos de Litio Boliviano (YLB) para producción de materiales catódicos en La Palca (Potosí). Tiene una planta piloto de baterías en base a ese elemento químico y el objetivo es crear un centro de investigación científica.

“En Bolivia hay gente muy inteligente, el problema es que no se le da la oportunidad para desarrollarse”, eso desencadena una “fuga de cerebros”, lo dijo con total certeza Mario Grágeda, no solo refiriéndose a su situación (trabaja hace 10 años en el país vecino), sino a la de muchos profesionales de diferentes departamentos de Bolivia, principalmente Oruro y Cochabamba, que llegan hasta Chile en busca de mejores oportunidades. El científico participó en la cuarta versión del Workshop Internacional del Litio, Minerales Industriales y Energía, que culminó ayer en la Universidad Católica Boliviana (UCB) de Cochabamba.

“Son mentes brillantes” de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) o de la Universidad Técnica de Oruro (UTO), entre otras instituciones, que no solo ostentan los mejores promedios de su curso, sino de toda la generación de profesionales que se graduó con ellos.

Grágeda señaló que presentan cartas que certifican sus notas y están firmadas por sus casas superiores de estudio. “Eso allá (en Chile) te abre muchas puertas”.

“El conocimiento que tienen es fantástico, el único que problema que tenemos los bolivianos es el complejo de inferioridad”.

Y es que, al principio, los compatriotas se preguntan “¿Qué va pasar con nosotros?” “¿Nos van a mirar como menos?”. Es ahí donde Grágeda interviene y, en un par de años como máximo, esa gente crece y tiene el carácter para decir: “Yo sí puedo y no soy menos que nadie”.

Para Grágeda, Bolivia, antes de pensar en darle un valor agregado al litio, lo que debería de preguntarse es si tiene el capital humano para encarar ese proceso.

Aseveró que al menos 20 profesionales bolivianos pasaron por la institución chilena que dirige, pero ninguno retornó a Bolivia.

Recordó el caso de un joven que en 2012 realizó una maestría en Antofagasta. Cuando culminó sus estudios, le ofrecieron trabajo en La Palca (Potosí), con un sueldo de 8 mil bolivianos. Pero, a la vez, en Chile le ofertaron un puesto con 14 mil bolivianos de remuneración. Optó por lo segundo porque, además de las buenas condiciones económicas, le garantizaban “calidad de vida”.

Por ese centro de Antofagasta también pasó la primera mujer boliviana que realizó investigaciones en litio. Esta gestión, el Gobierno de Bolivia enviará a una persona hasta esa institución con la condición de que retorne a poner en práctica sus conocimientos.

1 Trabajo garantizado

El director del Centro de Investigación Avanzada de Litio y Minerales Industriales de la Universidad de Antofagasta de Chile, Mario Grágeda, aseveró que actualmente “estamos en el boom del litio” y los que se profesionalicen en ese ámbito, tendrán trabajo garantizado durante los siguientes 20 años.