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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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“Las malcogidas”, un nuevo comienzo

“Las malcogidas”, un nuevo comienzo
En año de sequía casi absoluta para el cine boliviano, el primer estreno de nuestro séptimo arte llega en este noveno mes, de la mano de “Las malcogidas” de Dennisse Arancibia Flores (La Paz, 1982), filme que desde el pasado jueves se exhibe comercialmente en las principales salas de la ciudad y el país.

Antes de entrar de lleno en la nueva cinta, habrá que abundar en este singular fenómeno de escasos estrenos, en una era en la que, en teoría, la producción se ha facilitado por la práctica digital. En el libro del 2014 “Cine boliviano. Historia Directores Películas”, los investigadores Andrés Laguna y Santiago Espinoza señalan: “El nuevo milenio inauguró una nueva etapa. Con ‘Dependencia sexual’, el cine digital se convertiría en el soporte dominante e incuestionable. Lo interesante está en que una nueva generación de realizadores entendió que no era un sucedáneo barato del celuloide, sino que tenía posibilidades y limitaciones propias que exigían el desarrollo de otro tipo de lenguaje. Lo que también es cierto es que este periodo de tiempo ha estado marcado por la gran característica de la contemporaneidad: la proliferación de la producción. Cada vez se hacen más películas, pero el control de calidad se ha relajado proporcionalmente. Las facilidades que ofrecen las nuevas tecnologías han permitido que proyectos poco reflexionados y trabajados vean la luz. Siguiendo la dinámica del mundo, se hace mucho, pero se dice poco”.

Pues bien, con honrosas y grandes excepciones, gestiones anteriores sí asistimos a esta proliferación, pero de dudosa ética y estética. Ello mismo, además de la sempiterna competencia de la chatarra hollywoodense (incentivada por la falta de una nueva Ley del Cine en Bolivia, tarea siempre pendiente del Ministerio de Culturas), le jugó en contra a nuestro arte audiovisual que en décadas anteriores convocaba a masas. Pareciera ser que el público se cansó de apoyar “lo nuestro” solo por ser tal y no por su propuesta creativa. Eso determinó que muchas películas nacionales cuenten apenas con cientos de entradas vendidas y sean retiradas casi de inmediato de cartelera, lo que, pensamos, frenó la producción.

Por fortuna, “Las malcogidas”, nos parece, viene a representar un nuevo comienzo. La comedia cuenta la historia de una familia de mujeres (que son o quieren serlo), en lucha contra estereotipos sociales impuestos. Se trata de una cinta con un nombre que lleva a pensar en la sexualidad, pero que no apela a lo explícito o vulgar para plantear un discurso reflexivo. No es una obra maestra de nuestro cine, pero es una provocadora propuesta fresca y entretenida, que se defiende —y muy bien—, comenzando desde sus apartados técnicos y de guión.

Mañana, nuestro suplemento cultural Ramona dedica su portada y tema central al largometraje. En entrevista exclusiva justamente con Espinoza, Arancibia sostiene: “El cine es el mejor espacio para discutir el lugar y realidad de la mujer boliviana y del mundo. Es arte masivo, llega a miles de personas al mismo tiempo de una forma amable, divertida; es un evento donde la gente está dispuesta a escuchar lo que sea que tengas que decirle, y pasarla bien comiendo pipocas mientras se los dices. El cine puede cambiar sociedades, puede cambiar modos de pensar, puede plantearte incógnitas. Es cine es poderoso. Yo lo que hago es plantear mi humilde opinión respecto de las temáticas que toco en la película, sin pretender nada más que expresar mi punto de vista”.

Por su parte, el crítico de cine Sebastián Morales manifiesta en el mismo espacio: “Sin plantear grandes discursos, Arancibia logra construir una narración que rompe con los giros de guion habituales de este tipo de filmes. Tampoco subestima a su espectador proponiendo elementos narrativos artificiales, en búsqueda del happy end, como es común”.

Sirvan, pues, estos textos para animarle a ir a las salas y, ahora sí, “apoyar lo nuestro”, este su nuevo reinicio.