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  • Diario Digital | lunes, 18 de marzo de 2024
  • Actualizado 22:58

SERENDIPIA

Improvisación en el trabajo

Improvisación en el trabajo
Desde el surgimiento de los oficios, estos vinieron acompañados de algún entrenamiento para el desempeño de los mismos. Los talleres artesanales tenían maestros de oficio que impartían sus enseñanzas a aprendices. Para ser carpintero, zapatero o pastelero, había que estar varios años bajo las enseñanzas del maestro, quien a su vez había recibido las enseñanzas de su padre o de su maestro, que le transmitía los secretos del oficio, resguardándolos hasta el momento de transmitirlos al discípulo elegido, y así sucesivamente.

La profesionalización en la modernidad multiplicó oficios y especialidades; y hacia fines de siglo demandó mayor especialización profesional; en todos los casos siempre acompañada de procesos de formación conceptual teórica y de habilidades específicas. En síntesis, cada hacer estaba unido a un entrenamiento o formación específico. Hoy muchos “haceres” son ejercidos sin ningún grado de entrenamiento o formación, agudizándose esa situación en países más pobres.

Me pregunto: ¿Uds. creen que los transportistas -por ejemplo- reciben algún tipo de entrenamiento para la prestación de servicios? ¿Acaso creen ustedes que los jóvenes choferes tienen algún tipo de entrenamiento en mecánica básica o han recibido alguna formación respecto a las normas de tránsito? O, en relación al personal que atiende en ventanillas, ¿ustedes creen que tuvieron algún maestro o algún entrenamiento para conocer los secretos de atender al público?

Y así como es necesario que un médico cirujano tenga las destrezas y los conocimientos para realizar una cirugía, de igual forma es necesario que una cajera, un recepcionista o el personal de limpieza de una entidad, o de cualquier prestador de servicios al público, conozca los protocolos necesarios para cumplir su tarea. No se asusten, no voy a referirme a los servidores públicos, a los que ofician de políticos, que, por supuesto, al igual que cualquier otra persona, debieran recibir algún entrenamiento, alguna formación, algunas capacidades mínimas para dirigir instituciones y servir a personas.

Lamentablemente, la respuesta es no a la pregunta, en todos los casos. Todos ofician en base a la experiencia, al ensayo y error, y a la acción puramente empírica y práctica. Los efectos y resultados saltan a la vista.