Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 10:52

Canta y no llores

Días trágicos. No son semanas felices para el mundo. Ahí están los huracanes que azotan el Caribe y Norteamérica, las pruebas nucleares de Corea del Norte y los ejercicios militares por parte de EEUU y Corea del Sur.&
Canta y no llores
Las tragedias generan profundos sentimientos de llanto y pesar por los que en ellas fallecen. Paradójicamente, en medio de esas muestras de dolor, suele surgir también lo mejor del ser humano que, ante la inminencia de la muerte, se esmera en seguir celebrando la efímera vida.

Así sucedió el pasado martes, cuando el terremoto en México se cobró la vida de al menos 230 personas, dejando centenares de heridos y millares de damnificados. “No todo son escenas de destrucción y edificios colapsados: el video publicado por la tuitera Mayra Paredes, en el que puede verse a decenas de personas entonando ‘Cielito lindo”, reflejó el sitio Verne del diario español El País.

En efecto, en el emocionante video de Paredes, grabado durante la penumbra de la jornada del desastre, se observa a rescatistas en plena labor y, de fondo, se escucha a una muchedumbre que entona la tradicional canción mexicana, compuesta en 1882 por Quirino Mendoza y Cortés. “Están cantando ‘Cielito lindo”, se escucha decir a una voz, cuando la cámara recorre la escena. Mientras, la gente en la calle entona el célebre estribillo: “Canta y no llores, porque cantando se alegran, cielito lindo, los corazones”. Después, alguien exclama: “¡Viva México!”, y la multitud responde con vítores y aplausos. Según Mayra Paredes, el vídeo fue grabado por su prima, Anahí Olvera, en la Ciudad de México. Tras su publicación, “Cielito lindo” se ha convertido en trending topic en México y el mundo.

Así, en medio de la pesadumbre, los mexicanos buscan aún sobreponerse, apelando para ello a un mensaje de vida. Podría pensarse que, tras el sismo que se produjo exactamente el mismo día que el tan devastador de 1985, el hecho descrito es aislado y anecdótico, pero no lo es, similares se vivieron en un país volcado de lleno a la solidaridad. “Vuelven las imágenes de desconcierto, dolor, incredulidad y rostros de pánico de 1985. Pero también la solidaridad, miles de personas buscando sobrevivientes, cooperando para remover piedra por piedra entre los escombros la esperanza de vida. Escenas conmovedoras de triunfo colectivo cuando se rescataba a una víctima que nos confirman que la generosidad ciudadana no fue un accidente en 1985. Pese a que México se ha envilecido, desde entonces, y muchas de sus aristas se han descompuesto, prevalece la magnanimidad del voluntario por apoyar de manera desprendida al desamparado, al que necesita de ayuda de manera urgente y determinante”, escribió el columnista del diario mexicano La Jornada Bernardo Barranco.

El deseo colectivo de ayuda de los aztecas llegó a tal punto que varias horas después, en las redes sociales se emitieron comunicados de entidades oficiales pidiendo cese el concurso de voluntarios, pues era tal la cantidad de estos que su presencia solo perjudicaba ya muchas veces. Se trató, en suma de una lección al mundo de cómo ponerle cara a la adversidad.

Desde luego, la solidaridad latinoamericana y mundial no se hizo tampoco esperar. Hasta el mismo impulsor de un muro en la frontera norte con México, la misma autoridad que persigue sañudamente a los migrantes aztecas en Estados Unidos, el presidente Donald Trump, expresó su pesar. "Dios bendiga al pueblo de la Ciudad de México. Estamos con ustedes y estaremos allí para ustedes", dijo en un breve comentario en su cuenta de Twitter, al poco tiempo de conocerse la catástrofe. Luego ofreció apoyo material a su homólogo Enrique Peña Nieto.

No son ciertamente semanas felices para el mundo. Ahí están los huracanes que azotan el Caribe (con miles de hermanos cubanos y ahora puertorriqueños afectados) y Norteamérica, las pruebas nucleares de Corea del Norte y los ejercicios militares en la zona por parte de Estados Unidos y Corea del Sur, y la retórica bélica de los presidentes de esas naciones. Pese a todo ello, sin embargo, pensamos que la humanidad, las personas de a pie, siempre sabrán sobreponerse. Llorando, pero también cantando.