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El ímpetu cochabambino

El ímpetu cochabambino
El recuerdo más remoto que me acercaba a mi Llajta lejana, estaba a cargo de un profesor de matemáticas, que luego alcanzaría fama nacional e internacional. Tal maestro, a modo de persuasión y ejemplo para la constancia, contaba que padre e hijo cochabambinos, se hallaban en busca de nuevos horizontes, de repente el niño empieza con una cantaleta: papá, papá ya no quiero ir a Europa; el padre imperativo le impone: tu callado y sigue nadando. Ese chiste inocentón, de alguna manera, refleja el espíritu tenaz de un pueblo, su capacidad para enfrentar circunstancias poco favorables y alcanzar quimeras.

Este mes de septiembre del 2017, como nunca, nos enfrenta a la perseverancia y la tenacidad de un pueblo que no obstante las adversidades logra sus metas en diferentes aspectos. En lo deportivo, Wilstermann, el equipo valluno logra tocar el cielo con las manos remontando adversidades del pasado inmediato, pugnas intestinas y envidias circundantes. Los festejos de las efemérides alcanzaron matices peculiares de grandiosidad y buen gusto, aunque habrá que lamentar sombras, que empañaron, de algún modo, la celebración.

Después de mucho tiempo podemos observar ciertos acercamientos positivos entre las autoridades políticas departamentales y las ediles, lo cual dice muy bien de sus ejecutivos. Pero el hecho más significativo es sin duda alguna el Proyecto Múltiple de Misicuni que después de 50 años llegó a su etapa conclusiva, asegurando fundamentalmente agua potable y de riego para Cochabamba; como energía eléctrica para el país en su conjunto. La concreción de este proyecto, si bien se materializa en la presente gestión gubernamental, tiene sus orígenes en el siglo pasado gracias a la labor del ingeniero Calvo Soux, quien dedicó todos sus empeños en lograr un estudio de pre factibilidad del proyecto; más tarde fue secundada por una Asociación conformada por los entes más importantes del momento Cordeco, ENDE, Cofadena, Semapa bajo la presidencia del coronel Hernán Ferrel Lobo, un cochabambino de cepa, plomada de honradez acrisolada. Gracias a esta asociación se logró el estudio de factibilidad y luego el diseño final del proyecto, hechos que para la gestión actual parecen no contar, no obstante que sin su labor hubiera sido imposible llegar al resultado en el que hoy nos hallamos. Particular importancia reviste recordar aquella primigenia entidad, puesto que tuvo que enfrentar a quienes se oponían al proyecto desde las más altas esferas de Gobierno, como la del político cochabambino que declaró sin ambages su oposición con una frase lapidaria: Misicuni o agua; Sánchez de Lozada consideraba que tal proyecto era inviable e irrealizable y sus áulicos buscaron alternativas que el pueblo en su sabiduría primaria supo desechar. Falta muchos otros aspectos que implementar y trabajos adicionales que realizar en diferentes ámbitos, la conexión de aguas para riego tiene sus propias dificultades y sin duda en el los próximos meses serán particularmente conflictivos. Un aspecto que no se puede obviar y que íntimamente está ligado a la represa, está en relación a las aguas recreacionales; los de aspecto ambiental y la arborización de la zona aledaña al espejo acuático, tareas que pueden tardar, pero el ímpetu cochabambino los hará realidad.