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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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La urea y la era de la industrialización del gas

Logro. Para Morales, no cabe duda que lo acontecido ayer en Bulo Bulo es un logro más dentro de la gestión del gobierno del MAS.<BR>
La urea y la era de la industrialización del gas
De la promesa a los hechos. La industrialización del gas boliviano es una realidad, luego de que ayer el presidente Evo Morales inauguró la planta de amoniaco y urea, considerado el mayor proyecto de petroquímica en la historia de Bolivia.

Sin duda, el 14 de septiembre de este año será por siempre recordado porque marca un hito en la historia del país, toda vez que la primera planta de petroquímica, ubicada en la población de Bulo Bulo, en el Trópico de Cochabamba, comenzó a operar.

Asimismo, quedará marcada en las páginas de la historia del gobierno de Morales porque logró consolidar una de las promesas que hizo en 2006 cuando asumió la presidencia: industrializar el gas boliviano.

La obra, construida en 624 hectáreas por la empresa surcoreana Samsung en casi cinco años, demandó una inversión de 953 millones de dólares, monto que fue financiado por el Gobierno.

La imponente planta tiene una capacidad diaria de producción de 2.100 toneladas métricas de urea y 1.200 toneladas de amoniaco.

Según cálculos de las autoridades de gobierno, la moderna planta generará un ingreso anual de 233 millones de dólares, monto que permitirá al Estado contar con mayores recursos económicos para financiar más obras, así como la nacionalización de los hidrocarburos, realizada 1 de mayo de 2006, permitió hacerlo.

Con el dinero de la nacionalización de los hidrocarburos, Morales contó con una cuantiosa cantidad de recursos que le posibilitó no solo financiar obras de gran magnitud, sino también otorgar bonos como el Juana Azurduy para mujeres embarazadas o el Juancito Pinto para los estudiantes de primero de primaria a sexto de secundaria.

Los recursos que se prevén captar dependerán de los negocios que se concreten con países vecinos, a donde se estima exportar entre el 80 y 90 por ciento de la producción.

El ministro de Hidrocarburos, Luis Sánchez, dijo durante el acto de inauguración de la planta que los mercados potenciales de exportación son Perú, Argentina, Paraguay y los estados brasileños de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul.

De esos cuatro países, potenciales para comprar la producción de urea y amoniaco, el vicepresidente de Perú, Martín Vizcarra, fue testigo del inicio de las operaciones de la planta y destacó el hecho de que Bolivia comience con la industrialización de sus hidrocarburos.

"Si queremos ser un país desarrollado, tenemos que hacer el esfuerzo de dar a nuestras materias primas el valor agregado y eso es lo que se está haciendo aquí, en Bolivia, darle el valor agregado a un recurso natural sumamente importante", sostuvo el segundo Mandatario peruano que acompañó a Morales en el acto y recorrió las instalaciones de la planta.

Para Morales, no cabe duda que lo acontecido ayer en Bulo Bulo es un logro más dentro de su gestión de gobierno, porque a pesar que ha llevado tiempo la construcción del complejo petroquímico, ha logrado concluirlo y demostrar que la industrialización es posible. Sin embargo, el éxito de ello dependerá de cómo se negocie la venta de la producción y cómo se administren los recursos que se generen.

Aunque también está claro que las ganancias de la producción no serán inmediatas, toda vez que llevará tiempo en comercializar y captar los recursos que se prevén.

Tras la concreción de la planta de urea y amoniaco, el próximo reto de Morales y que está en camino, es la exportación de energía, plan que avanza con los proyectos hidroeléctricos que se vienen desarrollando con miras a convertir, como él mismo lo dijo en reiteradas oportunidades, a Bolivia en el corazón energético de Sudamérica.

De concretar esto, el Presidente anotará otro punto más a su favor, pero lo más importante es que posibilitará a Bolivia a vender energía a países vecinos y, con ello, generar más recursos que permitirán, ojalá, dinamizar la economía boliviana que hoy más que nunca la requiere.