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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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DESDE EL CUARTO PROPIO

Dejarlas ser niñas

Dejarlas ser niñas
Comienza a asumirse como normal, por eso mucha gente lo ve como inofensivo y califican las denuncias como exageradas. Niñas con ropa de adulta, con tacones altos, tops o minifaldas, usando maquillaje, pintura de uñas, en poses seductoras, contorneándose frente a las cámaras, protagonizando concursos de belleza o modelando en pasarelas son expresiones de lo que se ha denominado “hipersexualización” de las niñas.

Definida como la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de vestimenta considerados como demasiado precoces, que conlleva a una infancia cada vez más erotizada, algunas feministas han calificado a este fenómeno como una forma de violencia contra las niñas. El Código Niña Niño Adolescente (Ley 458, Art. 148) establece que la hipersexualización es una forma de vulneración de la integridad sexual de los niños y las niñas.

Presente en el mercado y la publicidad que usan los cuerpos de las mujeres, y ahora extendido también hacia las niñas, ratifica la idea de que las mujeres y las niñas son objeto de uso, consumo y deseo, enviando el mensaje de que la valoración de las personas se basa en la apariencia física y el deseo que despierten en los hombres, a partir de determinados estándares de belleza.

Cada vez más se encuentra evidencia entre la relación de la hipersexualización y la vulnerabilidad de las niñas frente a transtornos alimenticios entre niñas y adolescentes y la violencia sexual. Aunque la información existente sobre la violencia sexual es dispersa y diversa, existe acuerdo en que se ha producido un alarmante incremento en las estadísticas sobre violencia sexual reportada, existiendo un importante subregistro que oculta la verdadera magnitud del problema.

Así lo entienden un grupo de activistas independientes, comunicadores/as articulados en una Red Ciudadana contra el infanticidio y abuso sexual infantil, que han iniciado una movilización denunciando a empresas que promueven eventos públicos infantiles en franca violación de la normativa, reconociendo que en una sociedad machista, seguro contribuyen a normalizar y naturalizar la violencia, reproduciendo los valores sociales que generan relaciones desiguales de poder y mayor tolerancia hacia la violencia sexual contra las niñas. Si se trata de dar mayor seguridad a las niñas, no podemos escatimar esfuerzos.