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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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El Parto de los Montes

El Parto de los Montes
El último día de agosto del presente año, el Tribunal de Sentencia del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) dictó el fallo definitivo e inapelable en el caso de los misiles chinos, seguido en contra de altas autoridades civiles y militares del Gobierno de Rodríguez Veltzé. Tal proceso, iniciado el 6 de abril de 2015, tuvo como denunciantes a la Fiscalía General y la Procuraduría del Estado, por los delitos de sometimiento total o parcial de la Nación a dominio extranjero, revelación de secretos de Estado, resoluciones contrarias a la Constitución y a las leyes e incumplimiento de deberes.

El veredicto final, dictado en términos relativamente cortos, si comparamos con otros, aparentemente tenía un final anunciado y desde las atalayas del poder, las autoridades políticas pregonaban con anticipación una sentencia draconiana y severa, muy a tono a sus propios intereses, pero resultó similar a lo narrado por Esopo en el Parto de los Montes.

En vista de los resultados nada favorables y como es natural en tales casos, la transposición de los hechos no se dejó esperar, dado que no es para nada extraño, dentro nuestra cultura inveterada, aplicar el principio de hacerse pagar con otro, las frustraciones y fracasos, sin importar lógica o argumentación alguna. En este caso la transposición fue rayana en lo insólito, desvelando hechos de gravedad mayúscula que demuestran la existencia de una profunda y grave descomposición institucional en todas sus esferas, es así que el Presidente de la República, apenas enterado de la resolución final, sin ambages ni matiz alguno dijo: “puedo imaginarme cuánta plata habrá costado, cuánta plata habrán pagado a los miembros de la justicia boliviana, al Tribunal Supremo de Justicia“. Tal afirmación va a tono con lo sostenido tiempo atrás por la misma autoridad, cuando sostenía que la administración de justicia en nuestro país se hallaba en estado putrefacto, lo cual es evidente a todas luces, pero lo que sorprende es que la práctica de la prebenda sea de tal magnitud y de manera tan evidente y constante, que el primer magistrado del Estado, tenga que referirse a ello con la más pasmosa naturalidad. Hecho grave, tan grave como reconocer que en el país se subasta todo, como en un mercado persa del medioevo….si acaso vale la alusión.

Tanto Fiscalía como Procuraduría, como entes denunciantes de los delitos y que representaron al Estado en este proceso, se hallan obligados a indagar el origen, cantidad, medios de distribución y beneficiarios de los dineros a que hace referencia la alocución mencionada.

Es válido recordar, que el órgano encargado de administrar justicia y que emitió el fallo que ahora se lo execra fue integrado por miembros electos, según el procedimiento señalado en nuestra Constitución Política, es decir, emergió de la participación ciudadana, procedimiento, que era y es aún ponderado como el más idóneo, dado que a través de él, se dice que convoca a lo más granado de la sapiencia jurídica, la honradez acrisolada emergente de una cultura milenaria, ancestral y tradicional, argumentaciones que la historia reciente se ha encargado de desmentir, mediante hechos probados y palpables, desde el momento mismo que tuvo lugar el experimento fallido.