Chi era enfermera en una clínica dental y estaba ilusionada con dar el sí al amor de su vida. Incluso había llegado a probarse su traje de novia y se había sacado fotos, una costumbre habitual en Taiwán de donde eran originarios los novios.

Aun con el dolor a flor de piel, el novio tomó un decisión soprendente. Decidió hacer lo que conoce como una "boda fantasma": es decir, contraer matrimonio con su novia, ya muerta. Durante el velatorio le colocó el anillo y la casa en la ciudad de Yuanlin se decoró con los globos de forma de corazón rosas, blancos y lilas que se habían comprado para el festejo en octubre.

Chen dijo a los medios locales que la ceremonia fue una manera de honrar a su novia, cuyas fotos todavía inundan sus redes sociales.