“Harvey Weinstein empezó a hacer preguntas sobre mí pero pronto se volvió muy agresivo y comenzó a pedirme que me desnudara. Me agarró del pelo y me obligó a hacer algo que no quería. Después me arrastró por el cuarto del baño y me violó”, relató una actriz y modelo italiana, la sexta mujer que acusa de violación al productor de Hollywood. El acusado ha negado todas las denuncias de sexo no consentido, según su representante, Sallie Hofmeister. Las denuncias de acoso sexual contra Weistein y otros productores y directores se multiplican a diario, desde que la actriz Lucía Evans denunció acoso y violación de Weinstein, el 6 de octubre.

A mediados de mes, la actriz estadounidense Alyssa Milano sugirió en Twitter que las víctimas de agresión sexual hicieran constar que lo eran para concienciar sobre esta lacra. La campaña #Me too (yo también) tuvo en las primeras 24 horas casi 50.000 réplicas y fue tuiteada casi 500.000 veces. La propuesta tuvo unas ocho millones de menciones en Facebook y otras partes del mundo se han hecho eco al traducir la iniciativa a "Yo también".

La actriz Lupita Nyong´o, ganadora de un premio Oscar por la película 12 años de esclavitud, contó al diario The New York Times que Weistein le llevó a su dormitorio y dijo que quería darle un masaje. “Pensé que estaba bromeando al principio. Me sentí insegura. Entré en pánico un poco y pensé rápidamente en ofrecerme yo a hacerle los masajes y así tomar el control para ganar tiempo y escapar", señaló al referirse a un hecho ocurrido en 2011. "Estuvo de acuerdo con esto y se acostó en la cama. Empecé a masajearle la espalda para ganar tiempo, para descubrir cómo librarme de esta situación indeseable. En poco tiempo dijo que quería quitarse los pantalones. Le pedí que no hiciera eso, que me haría sentir extremadamente incómoda. Se levantó de todos modos para hacerlo y yo me dirigí a la puerta”, acotó la actriz que posteriormente rechazó trabajar con Weinstein. "Hablo para ayudar a poner fin a esta conspiración de silencio", aseveró Nyong’o.

A las denuncias en el ámbito cinematográfico se sumaron las del mundo de la moda y del deporte.

Una reciente encuesta telefónica de la cadena ABC en EEUU reveló que el 54 por ciento de las mujeres ha sufrido insinuaciones sexuales inapropiadas y no deseadas de los hombres, una de cada tres en el trabajo y en uno de cada cuatro casos por parte de sus jefes. El sondeo muestra "el vasto alcance de las conductas sexuales inapropiadas de hombres que soportan las mujeres en la sociedad estadounidense e indica que las acusaciones contra el magnate del cine Harvey Weinstein es la última erupción pública de un problema mucho más amplio y profundo".

Ocho de cada diez mujeres que fueron objeto de insinuaciones sexuales en el trabajo consideraron que alcanzó el nivel de acoso sexual y un tercio dijo que fue abuso sexual.

Estas cifras proyectadas a la sociedad estadounidense se traducen en que cerca de 33 millones de mujeres del país son víctimas de acoso sexual y 14 millones son víctimas de abusos sexuales en el ámbito laboral.

95 por ciento Percibe impunidad

Las mujeres que experimentaron personalmente insinuaciones sexuales indeseadas en su lugar de trabajo (un 95 por ciento ) dijeron que los acosadores usualmente quedan impunes, opinión que comparten el 77 por ciento de las mujeres en general y un 56 por ciento de los hombres encuestados.

Comportamiento sistemático

El acoso y el abuso sexual forman parte de un comportamiento frecuente y sistemático en la farándula. Harvey Weistein “no es el único”, resumió El Comercio. La actriz Emma Thompson afirmó que el acoso y la violación “son algo endémico del sistema”, parte de la “crisis en la masculinidad extrema”.

La cantante islandesa Bjork acotó: "Me di cuenta de que es algo universal que un director pueda tocar y abusar de las actrices a su voluntad y que el mundo del cine lo permite. Cuando rechacé al director danés Lars von Trier de forma repetida, se enfadó, me castigó y creó para su equipo una red de ilusión en la que yo parecía la difícil".

Weinstein aseguró en un comunicado que se arrepentía de su conducta, aunque trató de justificarla diciendo que creció en los 70 cuando había otra cultura laboral.