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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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DESDE EL CUARTO PROPIO

Dueños de vidas

Dueños de vidas
Sin temor a equivocarme, el 2017 es uno de los años que mayor cobertura mediática ha obtenido el debate sobre aborto. Desde que se inició el debate público en marzo de este año, debido a la discusión del Proyecto del Código del Sistema Penal, el aborto ha mantenido presencia regular en la agenda de medios de comunicación.

Hace pocos días se hizo público en un diario de circulación nacional, que solo en el mes de agosto siete mujeres fueron acusadas por aborto en cinco ciudades del país, triplicando, de esta manera, la cantidad de casos que se habrían presentado en los primeros siete meses del año. En la mayoría de los casos, fueron los médicos quienes denunciaron a las mujeres que acudieron a los servicios de salud para ser atendidas por una complicación.

El Código Penal tiene una vigencia de más de 45 años y el aborto ha sido considerado delito en todo este tiempo. Se estima que se realizan 185 abortos diarios en el país, la mayoría de ellos clandestinos y en condiciones inseguras, por estar penalizada su práctica. Esta cifra, considerada conservadora por parte del presidente del Colegio Médico Nacional, en una entrevista que compartimos hace unos meses, pues estiman que el número de abortos es mayor.

¿Qué ha pasado en este último tiempo que los médicos ven la urgente necesidad de denunciar a las mujeres que se han producido un aborto? En criterio de algunas se ha empezado una persecución que busca amedrentar a las mujeres, juzgar sus decisiones y condenarlas al escarnio público, para retomar el control sobre sus cuerpos. Es una reacción ante la posibilidad de avanzar en la discusión legislativa en torno a la despenalización del aborto y la ampliación de causales.

Las mujeres que se vean frente a una complicación por aborto preferirán morir desangradas en sus hogares antes que ir presas, ser expuestas públicamente y al maltrato en el servicio de salud.

Los testimonios de las mujeres acusadas de aborto dan cuenta de la violación de la confidencialidad en la relación médico paciente, de escenas crueles e inhumanas, actitudes desidiosas, la primera acción de los médicos ante las mujeres que se desangran es llamar a la Policía. Mujeres que esperan ser atendidas y que son esposadas a la cama de emergencia.

Al parecer, la defensa de la vida a ultranza solo es una muletilla demagógica que pretende ocultar la doble moral.