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La increíble odisea de Omar, el migrante que llegó nadando de Turquía a Grecia

La increíble odisea de Omar, el migrante que llegó nadando de Turquía a Grecia

La historia del sirio Omar Alshakal saltó a los medios a primeros de año por haber alcanzado las costas griegas a nado desde Turquía. Hoy es un voluntario volcado en la ayuda a otros refugiados, pero su peripecia vital desde que salió de su patria fue rocambolesca.
Omar lo tenía todo en Siria. Amigos, trabajo, familia y una situación razonablemente acomodada. Su familia apoyaba al régimen de Bashir al Assad, y sólo su curiosidad política le acercó a las manifestaciones y a las protestas de los rebeldes. Quería saber de qué se quejaban. En una de esas manifestaciones fue arrestado y vivió un infierno en distintos centros penitenciarios del país.
Esto le distanció de su familia, que, en buena medida, le forzó a abandonar la ciudad en la que había crecido, Deir Ezzor, en el Este del país. Alshakal se desplazó entonces a la zona rebelde de la misma localidad y empezó a trabajar como asistente y traductor para los periodistas extranjeros que se acercaban a informar del conflicto nacional.
Omar abandonó pronto este trabajo y se dedicó a labores más acuciantes: ayudar a los heridos y salvar vidas. Primero utilizando su propio vehículo (hasta que las autoridades gubernamentales se lo requisaron) y luego con una ambulancia cedida por el hospital local. En mayo de 2013 iba al volante este vehículo sanitario cuando sufrió el accidente más peligroso de su vida: un misil de mortero alcanzó la ambulancia y causó una explosión que costó la vida a los otros 6 ocupantes. Omar se salvó, pero severos impactos de metralla le alcanzaron una pierna.
En un hospital de una ciudad fronteriza turca le curaron la pierna y le recomendaron reposo, por lo que decidió quedarse en Turquía unos días más. Un día paseaba con un amigo por la playa de Akyarlar (cercana a la población turca de Bodrum), cuando divisó la isla griega de Kalimnos. "¿Es eso Europa?", preguntó. Su amigo le respondió que sí, y en ese momento decidió poner rumbo hacia ella.
Otros dos refugiados sirios le acompañaron. Consiguieron unos chalecos salvavidas y el neumático de un camión y estimaron que tardarían unas tres horas en completar la travesía a nado. Omar era socorrista y confiaba en su capacidad física. Sin embargo, los calambres en su pierna, aún no recuperada del todo, unido al hecho de que uno de sus dos acompañantes no era buen nadador, convirtieron la aventura en una pesadilla de 14 horas, a la que puso fin un barco griego que los rescató a tan solo un kilómetro de la isla de Kalimnos.
Tras un periodo errático entre Kalimnos, Atenas y Salónica, Omar consiguió franquear la frontera macedonia y llegar finalmente a casa de un tío suyo en la localidad alemana de Rostok. Allí, un malentendido legal hizo que las autoridades lo confundieran con un terrorista del Estado Islámico, aunque luego reconocieron el error. No obstante, su imagen ya estaba bajo sospecha y decidió volver a Siria.
Sin embargo, por el camino cambió de opinión y recaló en la isla de griega de Lesbos, donde comenzó a participar como voluntario en distintas organizaciones de ayuda a los refugiados. Se ganó la confianza de muchos otros voluntarios y de diversos grupos de ayuda humanitaria hasta que decidió crear su propia organización hace unos meses: Refugee4Refugees. Hoy en día asegura tener "una nueva familia en Lesbos".
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