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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 17:40

La comida que botamos

Cantidad. <BR>Al menos el 25% de comida es la cantidad que una persona desperdicia en restaurantes y eventos festivos. Ese porcentaje es mayor en los adolescentes.<BR>
La comida que botamos
Un promedio de cinco toneladas de alimentos o sobras de comida es la cantidad que a diario recoge de los basureros la Empresa Municipal de Servicio de Aseo (EMSA) en Cochabamba. De ese total, al menos cuatro son de verduras y frutas, el restante es de sobra de comidas de restaurantes y mercados.

Según datos que este medio de comunicación reveló en el suplemento Informe Especial, el domingo pasado, hay personas que en promedio desperdician al menos el 25 por ciento de la ración que se sirven y, en el caso de los adolescentes, se asegura que el porcentaje es mucho mayor.

Esas cifras son por demás preocupantes, porque muestran cómo una parte de los cochabambinos desperdicia los alimentos, cuando hay otra parte de la población que no tiene recursos para comprar y acude a los basureros para ver qué encuentra para comer.

Está claro que hay una falta de conciencia sobre la importancia de los alimentos y el costo que uno invierte al adquirir un plato de comida.

Si se ve desde el lado económico, al desperdiciar el 25 por ciento de un plato de una determinada comida, la persona está perdiendo ese mismo porcentaje en dinero. Ahora bien, si dicho porcentaje deja cada uno de los miembros de una familia de cuatro personas, la pérdida es mayor.

En ese sentido, las personas deberían pensar en la cantidad de alimentos que piden para comer, si acaso quieren ahorrar y evitar que el desperdicio de alimentos crezca.

No es posible que la gente se sirva, en el caso de los bufet, más de lo que pretende consumir por el simple hecho de que tiene la libertad de poner a su plato la cantidad que desee por un mismo precio.

Sin embargo, esta situación se observa en los lugares que ofrecen bufet de comida o en cumpleaños y matrimonios.

Es momento de valorar lo que tenemos, porque no vaya a ser que a futuro lamentemos el hecho de no contar con los mismos alimentos que ahora, ya sea por falta de dinero o, lo que es peor, porque la producción de ciertos productos disminuya por diferentes factores, sobre todo, el climatológico.

Sabemos que este no es un problema solo de Cochabamba, sino del mundo entero. La responsable de Swisscontact Cochabamba, Carola Ortuño, indicó a este medio que un tercio de todos los alimentos que se producen en el planeta se pierde y desperdicia en diferentes etapas, desde el transporte hasta su consumo final.

Sin embargo, no porque suceda esto en el mundo, Cochabamba debe seguir la misma corriente. Es oportuno reflexionar sobre este tema y empezar con el cambio hábito.

Coincidimos con la representante de la Asociación de Gastronómicos de Cochabamba, Vivian Cardona, de que urge emprender una campaña de concientización para que la gente deje de desperdiciar comida porque es valiosa y muchos no acceden a ella.

Además, aplaudimos la propuesta que tiene la Asociación de que la comida que sobra en los restaurantes y que esté en buen estado, pueda conservarse en recipientes especiales para luego ser entregada a personas indigentes.

Según Carmona, dicha propuesta ya es practicada, y con buenos resultados, en países como Argentina y Brasil, donde los propietarios de restaurantes seleccionan la comida que sobran los comensales y la colocan en bolsas especiales para que los pobres puedan recoger y consumirla.

Esta práctica aún está lejana en la ciudad, pero no es imposible de realizarla. Todo es cuestión de voluntad y conciencia sobre esta problemática que es creciente. Seguramente que con esto, los pobres dejarían de buscar restos de alimentos en los contenedores de basura, donde lamentablemente están contaminados y pueden causar graves daños al organismo de quien consume.

Los comensales debemos aprender a valorar lo que tenemos y lo que comemos para no lamentarnos a futuro.