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  • Diario Digital | jueves, 18 de abril de 2024
  • Actualizado 23:17

ENTRE ENERO Y JULIO ATENDIERON A 179 PERSONAS

El 98 por ciento de víctimas de violencia que llega al Viedma es joven

Los agredidos tienen entre 15 y 28 años. La mayor parte de las agresiones se produce en asaltos y peleas de pandillas. 177 fueron atacados con armas punzocortantes.
El 98 por ciento de víctimas de violencia que llega al Viedma es joven



José (nombre ficticio) recibió 18 puñaladas en un ataque de una pandilla en la zona sur de la ciudad. Los que atendieron su caso señalan que fue un milagro que sobreviva.

El joven tiene el alta médica para salir del hospital, pero su mayor temor es que cuando vuelva a su barrio lo puedan atacar los pandilleros.

José es uno de los 179 jóvenes que han sido internados en el hospital Viedma entre enero y julio del presente año producto de la inseguridad ciudadana en sus barrios.

Llegaron a Emergencias porque fueron asaltados y fueron apuñalados o recibieron balazos.

Fernando Romano, responsable de Comunicación de la institución, señala que de la cifra presentada, el 98 por ciento corresponde a jóvenes cuyas edades oscilan entre 15 y 28 años.

Marzo es, hasta la fecha, el mes con más casos de ataques con armas punzocortantes, con 32 personas atendidas.

Raúl Valda, técnico de Estadísticas del Complejo Hospitalario Viedma, señala en el informe que luego de señales de alerta sobre la escalada de las condiciones de inseguridad en diversas zonas de la ciudad, el cuadro estadístico, incluye, casi en su totalidad a jóvenes.

Para Romano no existe un criterio para señalar cuáles son las zonas rojas de la ciudad, los hechos de inseguridad se han producido tanto en la zona norte como en la zona sur, casi en similar porcentaje, el único patrón de coincidencia es que muchos de los hechos atendidos, presentan a jóvenes como las víctimas,tanto de asaltos como de ataques grupales.

De acuerdo al informe del departamento estadístico, de los 179 casos, 177 son de ataques con armas punzocortantes y son heridos por arma de fuego.

Durante el mes de enero, el número de atendidos fue de 29 personas, registrándose solo heridos con arma blanca.

En febrero, la cifra fue de 31 heridos, todos con arma cortopunzante y ninguno por arma de fuego.

Marzo fue el mes con más cantidad de casos en los siete meses del informe, con 32 heridos que pasaron por Emergencias, también por arma blanca.

Abril, es el mes con menor incidencia de casos, apenas 11.

Mayo, junio y julio se presentan con indicadores de reincidencia de los niveles de inseguridad ciudadana, pues subieron a 23, 27 y 24, respectivamente.

Los casos más comunes son los asaltos y peleas entre miembros de pandillas juveniles; sin embargo, el vocero del hospital Viedma remarca que menores de quince años y preadolescentes han llegado a Emergencias con cuadros graves.

CAUSAS El jefe de Salud Mental del Complejo Hospitalario Viedma, Fernando Leguizamón, realiza un análisis integral.

“Es necesario saber cómo se producen estos hechos. Normalmente, las víctimas de ataques, tanto de pandillas o de grupos de jóvenes, son parte de ellas” dice.

Leguizamón remarca que estamos asistiendo a la destrucción del núcleo familiar y a la creación de los migrantes itinerantes, este aspecto incide en que los jóvenes han crecido en escenarios de abandono y, por ende, son presa fácil del reclutamiento de los pandilleros.

PREVENCIÓN El médico plantea que el Estado debería trabajar en lineamientos y políticas destinadas a la prevención.

“Mientras el Gobierno no establezca programas de desarrollo humano, poco se podrá hacer para evitar ese tipo de hechos”.

Si bien es cierto que en los últimos tiempos algunas instituciones están trabajando con jóvenes, los esfuerzos aún son dispersos y no tienen resultados efectivos y contundentes.

Los menores son cada vez más vulnerables y son presas fáciles de grupos irregulares como pandillas, pero también son víctimas de ellas, si es que se resisten a enrolarse en sus filas.

Abandono

Una de las características comunes entre las víctimas de violencia es que sufren el abandono de su familia. Son más vulnerables ante las pandillas.

 Menores de edad en riesgo

El responsable de Salud Mental del hospital Viedma, Fernando Leguizamón, precisa que cada vez se ven más menores de edad involucrados en hechos delictivos.

“Tenemos un muchacho de quince años que está en terapia intensiva. Ha salido del coma, pero tiene colapsado el pulmón y otros órganos con serias lesiones y no puede hablar, hasta ahora. Nadie sabe lo que le pasó, pero luchamos por sacarlo con vida. Si lo logramos él volverá a su entorno porque no hay familia involucrada y podemos perderlo en ese espacio” señala el galeno.

También incluye en la lista de problemas el consumo temprano de alcohol, “constantemente llegan menores de edad con intoxicación alcohólica y que encima han sido asaltados o golpeados. Acá, los estabilizamos y les damos el alta, eso es todo lo que podemos ver” indica.

Apuntes

Apoyo

Todos los casos de inseguridad ciudadana que involucran a jóvenes tienen un componente social complejo, dice el jefe de Salud Mental del Complejo Hospitalario Viedma, Fernando Leguizamón.

Explica que por un lado son parte del fenómeno de la pobreza y, por otro, también incluye el abandono de la familia por la migración.

“Los jóvenes que son víctimas de la inseguridad y son internados en el hospital, no siempre tienen una familia cercana, no los visitan, no están pendientes de su recuperación y ese dato explica que no hay el núcleo familiar”.

Añade que no se puede esperar que el sistema de salud haga todo el trabajo; “los salvamos, pero sin un núcleo familiar responsable no se puede hacer mucho“.

Manifiesta que son pocos los jóvenes que tienen a su padre y madre presentes en el hospital. Hay un protocolo para hacer seguimiento a este tipo de pacientes, pero no se aplica por la ausencia de los progenitores.

El galeno señala que en los datos estadísticos del hospital Viedma, se observa el aumento progresivo de víctimas de inseguridad ciudadana menores de edad, inclusive de 15 años o menos.

“En la actualidad no existen centros de prevención ampliados. No hay línea de acción primaria por falta de una estructura institucional que sostenga ese tipo de trabajo”, según Leguizamón.

En el sistema de salud “llegamos a salvarles la vida, pero no se puede ir más allá porque no hay convenios con las instituciones ni con la Policía, en muchos casos, tampoco hay familiares involucrados y es poco lo que se puede hacer”.

Temores

Leguizamón considera que es normal que un joven que ha experimentado el trauma de un ataque en grupo pueda temer por su vida, pues debe volver al mismo escenario en el que fue agredido.

“Las víctimas de violencia, antes de volver a su casa, barrio, deben recibir apoyo integral para garantizar que no corra ningún tipo de riesgo”.

Añade que profesionales médicos, psicólogos, visitadores sociales y de la Policía tendrían que encargarse de monitorear a la víctima de inseguridad ciudadana y, en lo posible, otorgar medidas de protección para que no se produzcan desenlaces trágicos.