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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Santalla y el amor en adultos mayores

Santalla y el amor en adultos mayores
“Ahora sí vale la pena vivir”. Con esa frase y varias fotografías junto a Sandra Saavedra, de 48 años, el conocido actor y cómico David Santalla develaba, a través de la red social Facebook, que a sus 78 años se había vuelto a enamorar.

Casi de inmediato, la noticia apareció en casi todos los medios de comunicación. “David Santalla expresa su gran amor por las redes sociales”; “David Santalla está enamorado de Sandra y su relación huele a torta”; “David Santalla, ¿se casa?; “No es una broma, David Santalla se casa”; “David Santalla explota de amor por las redes sociales” eran algunos de los titulares.

Tras la noticia, los comentarios no se dejaron esperar. Mientras unos felicitaban a don Enrredoncio, uno de los personajes que interpreta Santalla, otros, por no decir la mayoría, comenzaban a juzgarlo y a cuestionar la diferencia de edad entre él y su novia.

Como si fueran jueces, algunos internautas incluso indicaron que estaba muy mayor para enamorarse. ¿Acaso el amor tiene edad?, “Déjenlo si es feliz y está enamorado”, respondían otros en defensa del comediante que también interpreta a la imilla Salustiana.

El comentario de que Santalla se había enamorado de una fisioterapeuta menor que él y que incluso ya pensaba en casarse, fue más allá de las redes sociales o los medios tradicionales. En oficinas, carros de transporte público y otros lugares se generaron debates como si una persona adulta mayor estaría prohibida de amar.

La experta y exguía de adulto mayor, Sandra Pérez, explica que reconociendo que el deseo de amar y de ser correspondido es inherente al ser humano en cualquier momento de la vida, la etapa de la vejez no queda al margen de esta condición humana. Sin embargo, es evidente que el amor en la vejez es más tranquilo, reflexivo, lejos de la pasión de la juventud, y que con mucha frecuencia se convierte en compañía, como lo muestra el libro de Gabriel García Márquez “El amor en tiempos del cólera”.

Agrega que cualquier persona puede vivir su última etapa de vida gracias al valor que aporta el amor; cultivar el amor es un verdadero regalo, puesto que no existe mayor medicina para vivir feliz que la ilusión que aporta un corazón correspondido.

Y es que Santalla parece ser correspondido por su joven pareja, quien también ha utilizado el Facebook para expresarle su amor.

“Desperté mirándolo. Suspiros de amor y admiración... Cómo no amarlo y respetarlo????...No existe un solo día que no escuche decirme... Me aceptas este día más como mi muchachita de mi atardecer????... Cómo no rendirme ante sus brazos que solo me acarician y me hace sentir la mujer más dichosa y bendecida???. Cómo no suspirar cuando sus ojos me miran con amor y dulzura????. Me debo a Uds amigos(@s) del face que me siguen día a día... cómo fallar a un hombre que aman y admiran????... Nunca os fallaré... siempre estaré a su lado amándolo y respetándolo todos los días de mi vida. Así como lo quieren... de la misma manera tienen todo el cariño y agradecimiento de mi parte. Gracias por aceptarme La Paz... Gracias Bolivia” (sic).

Si ambos “explotan” de amor, ¿por qué no dejarlos ser felices? El amor llega en cualquier momento, así sea en el ocaso de la vida de las personas.

Nadie tiene derecho a juzgar la decisión de Santalla de enamorarse o la de Sandra de aceptar a una persona que es mayor con 30 años.

Sin embargo, estos días se ha podido percibir una sociedad todavía anclada en el pasado, cuando poco menos exigían a aquellos que quedaban viudos, permanecer solos hasta el último día de sus vidas. Ay de aquel que se atrevía a casarse o concubinarse. Si era mujer, la situación era mucho más grave. Las críticas eran mayores.

Los tiempos han pasado y todo aquello ha quedado atrás. Hoy los adultos mayores tienen todo el derecho de ser felices y compartir su vida con la persona que aman. Si es más joven o es más adulta, no interesa. La felicidad es la que debe primar.