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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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OJO DE  VIDRIO

Qué es el Bitcoin

Qué es el Bitcoin
Un opinador de las redes sociales pregunta si este servidor sabrá algo sobre el Bitcoin. Jua. El Bitcoin es una moneda virtual, electrónica, sin identificación personal, que nació en enero de 2009 pero no tiene respaldo de ningún Estado ni de ningún banco emisor. El Bitcoin tiene vigencia en algunos países, en especial en Estados Unidos y el Reino Unido. No se sabe todavía si esto fortalecerá el lavado de dinero o los depósitos bancarios secretos, ligados a la delincuencia.

El Bitcoin ha sido prohibido en Bolivia y hay capítulos de Los Simpson que hablan de quiebras por usar bitcoins. Si se pierde confianza en el Bitcoin o el tipo de cambio es incierto, el juego financiero puede tener riesgos que un banco emisor no debería correr, aunque en perspectiva gane trillones de dólares. A esto se añaden los errores en el software o los virus informáticos, que pueden hacer desaparecer depósitos.

Si el uso del Bitcoin se generaliza, los bancos emisores tendrían que desaparecer o ver limitada su influencia en la estabilidad financiera, la política monetaria y la estabilidad de precios. Seguir entonces a los opinadores de las redes puede costarle caro a una entidad regida por un directorio y presidida por un conocido economista, como es el caso del BCB.

El Bitcoin está bien para especular, comprar drogas, lavar dinero, o peor, evadir impuestos. Hay plataformas de bitcoins investigadas por el FBI por desaparecer con 650.000 bitcoins de sus depositantes. Bitcoin no pertenece al sistema bancario y no tiene protección de depósitos, extremo que se agrava en los frecuentes casos de guerra.

Tailandia y China prohibieron el Bitcoin; Colombia advierte sobre los riesgos que corren los particulares; y las entidades oficiales no están autorizadas para su uso. El FMI no lo considera una divisa.

En 2015, los atentados de ISIS en París volvieron a alertar sobre el posible financiamiento de Bitcoin a esa actividad terrorista. Y tiene restricciones visibles de acceso para los Estados y organismos oficiales. Bastaría eso para pensar qué hubiera pasado si el Banco Central de Bolivia invertía dineros en la compra de bitcoins. ¿Qué hubiera pasado si se enteraban que un banco emisor oficial invertía en la compra de moneda virtual sin respaldo de ningún país ni de ningún otro banco emisor? Ahí sí que hubieran explotado en críticas: que por qué un banco emisor dispuso a su antojo en juegos especulativos, qué intereses tendrían los directivos y cuánto de ese trillón de dólares se llevarían a sus casas.