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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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NOESIS

Los políticos y la verdad

Los políticos y la verdad
Me puse a revisar apuntes sobre “Verdad y Política” (1967) de la pensadora judía Hannah Arendt. En este libro dice demasiadas verdades incómodas, principalmente, denuncia el comportamiento de los consejos de gobierno judíos en los guetos durante el Holocausto, por lo que recibió fuertes ataques, comprobando que decir la verdad en la ciudad conlleva riesgos.

Para analizar la relación entre verdad y política, Arendt propone como punto de partida pensar en la mentira y lo ha hecho no porque ello sea un medio para apelar a la importancia de la honradez. En este sentido lo que le interesa es ver la relación que los políticos tienen frente a la verdad. En el libro propone esta pregunta “¿Está en la esencia misma de la verdad el ser impotente y en la esencia misma del poder el ser falaz?”.

Según Víctor Rocafort, lo primero que hace Arendt en este ensayo es distinguir entre I) las verdades filosóficas o políticas, y II) las verdades de hecho. Las primeras son diversas, deben mantenerse plurales frente al dogmatismo de una verdad suprema. Lo que sí que se les exige es verosimilitud. Es decir, cada uno tiene su verdad política, pero debe defenderla de manera honrada, sin manipular, creyendo en ella y haciéndola verosímil al resto. Pero más importante que todo esto, debe aceptar que el de enfrente tendrá su propia verdad, muy distinta e igualmente respetable si la sostiene honestamente. Arendt insiste una y otra vez que toda verdad política debe justificarse, sostenerse y exponerse con rigor.

Algo muy distinto sucede con las verdades de hecho. Para Arendt, los hechos que han sido de una manera, no pueden narrarse de otra. En la I Guerra Mundial, Alemania invadió Bélgica, y nunca nadie podrá decir que fue al contrario. Si alguien sostuviera esto último no estamos ante una opinión, y menos aún ante una verdad política. Estamos frente a una mentira.

La base para que haya libertad de expresión, de intercambio de verdades políticas o filosóficas, también de opiniones, es que se dé una verdad compartida sobre los hechos acaecidos. Mantener la evidencia factual en la ciudad no solo es peligroso, puede ser difícil: se necesitan testigos, documentos y un sinfín de pruebas si lo que tienes enfrente es la mentira organizada del Estado. Las verdades de hecho pueden así desaparecer, como Trotsky de los libros de historia del estalinismo, pues resultan extremadamente frágiles.