La Banda Internacional Poopó es recibida con aplusos del público. Los músicos que llegan de Oruro ofrecen, además de su ritmo, una coreografía atractiva que es ensayada todo el año para las diferentes presentaciones.

Los integrantes de la primera fila, los que tocan los platillos son los encargados de darle color a su presentación. Se quitan los cascos dorados y los colocan al piso y lo mismo hacen con los platillos. El movimiento es seguido por los demás.

Todos lucen un impecable traje rojo, el mismo que los caracteriza.

La banda quillacolleña Los Nobles realiza acrobacias en el suelo, dejando de lado sus instrumentos. Los músicos aseguran que tienen actividad todo el año en diferentes puntos del país. Del 23 al 25 de agosto, por ejemplo, estarán en Shinahota (Chapare).

Los artistas hacen gala de sus atributos cerca del palco principal, donde se reunen autoridades municipales, departamentales y nacionales. Los más atrevidos saltan sobre sus bombos y continúan interpretando la música, como los de Fusión Banda, que usan trajes rojo tornasol.

Algunos tocan y cantan como los Fanáticos: “Fanáticos somos, fanáticos de corazón”. Mientras lo hacen bailan a la derecha y a la izquierda.

Las mujeres integran las diferentes agrupaciones, generalmente de platilleras. Y los niños cargan instrumentos elaborados especialmente para su talla. Es el caso de Gerardo Solís de tres años que toca platillos de cerca 15 centímetros de diámetros y luce un traje de pantalón y chaleco, tipo sastre.

Hay agrupaciones que interpretan su propia música como los pujllay y las tarkeadas. Generalmente son instrumentos de viento y percusión como los bombos.

Las agrupaciones de bailarines más numerosas cuentan con más de una banda, como la de los caporales San Simón.

Las chacareras ingresan con sus equipo de amplificación, en carros debidamente equipados.