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Perspectivas historiográficas del conflicto y cambio social

Perspectivas historiográficas del conflicto y cambio social
La historiografía pertinente a los movimientos sociales ha estructurado su mirada a dichos fenómenos abordando distintas perspectivas, una de ellas se enmarca en la conflictividad. Se observan tres momentos en la reordenación conceptual y analítica del discurso de conflictividad, más aún con la inclusión del concepto de posmodernidad. Los tres instantes son la historia social, la historia sociocultural y la historia postsocial, desde su inclusión contributiva teórica y metodológica a los estudios del conflicto y cambio social.

La historia social parte de un modelo trinivelar de superestructura, conciencia y estructura. Describe las relaciones sociales de producción, es decir la infraestructura, intentando una explicación de la totalidad, tomando la realidad como fundamento. Se presenta una relación de causa entre los niveles de superestructura, conciencia y estructura de forma mecánica.

La acometida interrelación de los tres niveles y su matiz mecánico genera una serie de problemas en el análisis del conflicto, no existe un análisis, se alude simplemente a una relación, un tanto simplista, de causa. Proceso en el cual el (seudo) discurso se presenta sin sujeto, es historia social, sin sociedad. Una serie de edificios, andenes, calles, vallas, automóviles sin individuos, una ciudad sin presencia humana.

Thompson, en su texto “Miseria de la teoría”, expone tres aspectos que se contraponen a la antigua historia social, optando por la recuperación de la acción humana, el rechazo a la metáfora arquitectónica, implicando la constitución del sujeto que estará formado por la experiencia. Esta última es la encargada de consumar el papel mediador entre estructura y conciencia. Se determina un espacio de relaciones, por lo cual el concepto de clase estará establecido por la constitución del sujeto.

La historia del discurso, parte de la crítica a la historia socio-cultural, y basada en el giro lingüístico, en el deconstructivismo, aborda la problemática del conflicto y cambio social, empleando mediaciones lingüísticas, adquiriendo el nombre de historia postsocial. Sus planteamientos radican en el conocimiento a priori de la realidad, no hay un contacto directo con la realidad, sino con el discurso. Así, los discursos ordenan y crean la realidad.

Lo moderno determina la relación con lo nuevo, con el tiempo y lo real. En cuanto en lo postmoderno no hay una relación real con lo nuevo y el tiempo, se desvanece esa determinación, la relación pasa de ser simple a compleja, no implica un superior con lo anterior.

En la historia postsocial, las conceptualizaciones hegemónicas de ideología-representación se yuxtapondrán por el discurso. Lo anterior no expresa de forma tajante una realidad, por el contrario, acepta la realidad, asumiéndola como un enunciado, como un discurso, por lo que lo narrativo pretenderá la explicación de lo real, reduciendo todo a discursos y a conceptos deconstruidos, pretendiendo una idealización narrativa y discursiva.

Mientras que la historia postsocial pretendía la separación cuerpo-mente, la incorporación pretenderá la unión de ambas, que el cuerpo y mente abandonarán la bifurcación discursiva y se incorporarán en el cuerpo, negando la mediación lingüística. Es una relación cuerpo-cuerpo. Se pretende la construcción de un cuerpo conceptual, una incorporación conceptual para el análisis e identificación del conflicto y cambio social.