Las nuevas tecnologías no solamente trajeron la democratización de la comunicación. También, como señaló el pensador italiano Umberto Eco, le dieron el derecho de hablar a “legiones de idiotas” y, lo que es aún más grave, son ahora herramientas para la delincuencia común en varios ámbitos, uno de ellos el periodismo.

El lunes se conoció que la Policía detuvo en Santa Cruz al administrador de un muy popular sitio de difusión de “noticias” en redes sociales, en virtud de que fue pillado en flagrancia tratando de extorsionar a una empresaria. El aprehendido, enviado después a la cárcel de Palmasola, fue atrapado en la capital oriental cuando iba a cobrar el dinero que le pidió a la dueña de una clínica estética a cambio de retirar una “denuncia” subida en el sitio de Facebook del que era responsable.

El director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), Gonzalo Medina, dijo que se evidenció la participación de más personas en el delito, quienes formarían parte de una red delincuencial, reflejó El Día. Durante operativos, los agentes decomisaron celulares y otros equipos del sospechoso, en los que se encontró información de las víctimas. "Los nombres, como prueba, estarían en los servidores. Inclusive hay presos de Palmasola que estarían vinculados a este sujeto, con tal de darle información y de esa forma publicar en las redes sociales".

El sitio de Facebook del encarcelado se presenta como “El canal de las redes sociales ‘El 5to Poder” (sic). Tras conocerse la detención, sus otros administradores emitieron un comunicado: “Desde que se creó esta página siempre estuvimos en ‘El ojo de la tormenta’ por no ser afines al partido de gobierno, pero sobre todo por publicar muchos hechos que los medios tradicionales no lo hacen (…). Cachinoticias seguirá informando al pueblo. Esto es lo que hacemos, para eso se creó ésta página. NOSOTROS PUBLICAMOS NOTICIAS GRATUITAMENTE” (sic).

Note el lector desde el inicio el accidentado manejo del lenguaje de quienes se dicen difusores de noticias, en la línea de un supuesto periodismo ciudadano. Y ojo que ese pronunciamiento debe ser lo más prolijo de la página, en medio de oraciones que tienen todo tipo de errores ortográficos y gramaticales. Así, si tan solo la forma sufre tamaño descuido, imaginará usted la calidad ética y de contenidos del “medio”, que reproduce denuncias al estilo “copiar y pegar” —ya se sabe con qué intenciones en determinados casos—, sin molestarse por verificar hechos o, menos aún, desde luego, por acudir a alguna contraparte.

Precisamente sobre la ética y la técnica de los reporteros reflexionó el domingo en estas páginas el comunicador Erick Torrico, miembro del Tribunal Nacional de Ética Periodística: “Informar, en lo que implica de ‘poner en forma’ y dotar de sentido noticioso a un acontecimiento o una declaración, supone el manejo diestro de una serie de habilidades técnicas. Por eso es que la profesión periodística requiere de unos estudios especializados, razón más que suficiente para desestimar la hipótesis del autodenominado ‘periodismo ciudadano’, que considera que cualquier persona puede asumir circunstancialmente las funciones de un periodista. Mandar de modo eventual la foto de un accidente automovilístico a un periódico o la grabación de un desfile cívico a un canal de televisión no convierte a sus autores o autoras en periodistas”. Y, acotamos, mucho menos lo hará a los administradores de un espacio cibernético de dudosos intereses.

De manera autocrítica, agregamos, como lo hicimos varias veces, que el mal uso de las redes sociales ha llegado asimismo a los medios llamados tradicionales. No son pocas ya las veces que, preocupados más en la primicia que en la calidad, estos han difundido datos distorsionados o hasta falsos que luego han tenido que rectificar. Son muchos los periodistas que creen ser tales solamente por subir fotos o videos a la nube.