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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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SENTIDO COMÚN

Transporte público para hombres y mujeres

Transporte público para hombres y mujeres
Hoy quiero referirme al sistema de transporte en nuestra ciudad. Aparte de ser el que más contamina nuestro aire y nuestros oídos, el que maltrata a los usuarios y crea caos en la urbe, es el que más conflictos crea a las mujeres. No debemos olvidar las múltiples quejas de ellas, de nuestros abuelos y abuelas, y las lágrimas de niños y niñas que se quedan parados mucho tiempo, esperando que los recojan, o que son agredidos verbalmente porque pagan menos.

En relación al uso del transporte, hay grandes diferencias entre mujeres y hombres. Para los hombres, no importa que el transporte sea incómodo, tampoco es preocupante que un micro vaya atiborrado de gente, pues el roce o la cercanía de las mujeres no constituye un peligro. Los hombres no llevan bultos ni carteras que son apetecidas por los ladronzuelos, tampoco cargan a las wawas y no hacen equilibrios para mantenerse en pie, cuando al señor conductor se le ocurre frenar de improviso, porque pasajeros a media cuadra extendieron la mano. No viaja con niños a quienes tiene que asegurar y agarrar cerca, porque de lo contrario ese señor vociferará y los hará asustar, además porque los asientos están destinados a los adultos. Para los hombres, es suficiente un transporte que los lleve de su casa al trabajo, y punto. Cuando hay irregularidades y el transportista se está pasando de la raya, la voz fuerte de un hombre puede intimidar al chofer, quien, con seguridad, pedirá disculpas, lo que no ocurre cuando una mujer reclama. Ella termina asustada por la respuesta.

Asimismo, está por demás decir que los señores del transporte público son los mimados de las autoridades, pues su apoyo incondicional es un excelente impacto para el triunfo. Está demás decir que son dueños de la calle, que no cumplen las normas, que son transgresores, que solucionan las infracciones con el poderoso sindicato. Está por demás decir que es un gremio absolutamente masculino, no conocemos a una sola mujer en la dirigencia. ¿Será por eso que son así? ¿Será por eso que no tienen consideración por el prójimo?

Todas esas apreciaciones nos llevan a la necesidad de pedir un cambio profundo en el sistema de transporte. Agradeceremos la implementación de un transporte masivo, agradeceremos que controlen para que cumplan las normas. Ya no podemos seguir con los problemas que se agravan día a día. Queremos movilidades amplias, cómodas, donde podamos llevar a nuestros niños y niñas con seguridad y cariño, donde no seamos presas fáciles de esos tocadores y acechadores sexuales impunes, que aprovechan la cercanía; donde no suframos robos y podamos llevar nuestros bultos con tranquilidad. Principalmente, queremos un transporte que se acomode a nuestros movimientos, que no son solo de la casa al trabajo. Tenemos además que ir a hacer compras, a pagar servicios. Tenemos que llevar a los niños a la escuela o al centro de salud cuando se enferman. Tenemos que llevar a los abuelos a cobrar su renta o a su control de salud.

En los últimos días, se ha escuchado a los dirigentes, pedir el incremento del precio de los pasajes, lo que significa mayores gastos, especialmente para las mujeres, pues sus movimientos las obligan a tomar varias movilidades. Por ello, los gobiernos autónomos encargados de fijar precios deben obrar para beneficiar a la gente y especialmente para no perjudicar a más del 50 por ciento de la población, las mujeres.