Con una lija y una espátula especial, Daniel, recluido en la cárcel de San Pablo de Quillacollo, talla un auto de madera, juguete que cuesta 100 bolivianos y de los cuales prepara 20 unidades para exponerlos y venderlos en la Feria Reincorpora, que este año se realizará entre el 8 y 10 de septiembre.

El recluso tiene ocho hijos y mantiene a su familia con el dinero que obtiene de la carpintería tallada que realiza.

Como él, al menos 1.400 privados y privadas de libertad de las siete cárceles del departamento alistan sus productos para vender en la feria más grande y exclusiva que se realizará en Feicobol.

Según los reclusos esta feria es la ventana comercial más grande para ellos y les permite tener el ingreso más “fuerte” de todo el año. Esto porque se realiza durante tres días.

La gerente de Feicobol, Eunice Achá, indicó que este año por primera vez participarán los reclusos de siete recintos del departamento; el centro penitenciario de Arani, San Sebastián Varones, San Sebastián Mujeres, San Pedro de Sacaba, San Pablo de Quillacollo, San Antonio y El Abra.

Los rubros en los que los privados de libertad trabajan son carpintería, pintura, artesanía, bijutería, marroquinería, tejido, entre otros.

Los costos de los productos son mucho más económicos que los que se pueden encontrar en el mercado y la actividad ayuda al trabajo de reinserción laboral de las personas privadas de libertad.

Los reclusos aprenden las técnicas en uno o dos meses, pero deben conseguir sus propios recursos para comprar la materia prima. En algunos casos como en el de pirograbados y tejidos se deben hacer turnos para utilizar las máquinas, ya que estas no abastecen para todos los internos.

La directora regional de Régimen Penitenciario, Tatiana Aguilar, que junto a representantes de Feicobol y medios de comunicación realizó una visita a los centros penitenciarios, indicó que con la Feria Reincorpora se trata de mostrar el lado positivo de las cárceles que es el esfuerzo y trabajo de cada uno de los reclusos.