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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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El hijo de Pablo Escobar revela qué pasó con la gran fortuna de su familia

El hijo de Pablo Escobar revela qué pasó con la gran fortuna de su familia

¿Asesino, narcotraficante y terrorista… o Robin Hood y última esperanza de los desheredados? Juan Pablo Escobar, que tuvo que convertirse en Sebastián Marroquín para librarse del estigma de ser hijo del capo Pablo Escobar, relata en una entrevista exclusiva a RT los secretos sobre la vida y muerte de su padre, explica cómo funciona el mundo del narcotráfico y cómo es que la droga "se usa en Latinoamérica para financiar la violencia, y fuera, para financiar las fiestas".
Juan Sebastián Marroquín, seudónimo empleado por Juan Pablo Escobar tras la muerte de su padre Pablo Escobar, ha revelado a RT el verdadero papel que juega EE.UU. en el negocio del narcotráfico. "Si el negocio de la droga funciona de verdad es porque los cárteles latinoamericanos son muy ricos, pero son los más pobres de la línea del narcotráfico", afirma el hijo del narco más buscado en la década de los 90.
A su juicio, "los más ricos son los cárteles de los que nunca se habla". "¿Alguna vez ha escuchado hablar de quién es el jefe del cártel de Miami, de Nueva York, de Los Ángeles o de Chicago?", se pregunta

"Ese dinero nunca abandona EE.UU."
"Parece que los narcos colombianos fabrican la droga, la llevan a EE.UU. y…  ¿Se la compran a sí mismos, se la fuman ellos mismos? Así no es el negocio", revela Escobar. El hijo del difunto narco explica que, por el contrario, los norteamericanos compran la droga a los cárteles latinoamericanos y quintuplican su valor "porque la cortan". "Lleva un kilo de alta pureza y el narcotraficante gringo lo convierte en 5-8 kilos. Le paga 20.000-30.000 al latinoamericano, pero hace 200.000-300.000 con el kilo que se queda, y ese dinero nunca abandona EEUU", sostiene.
Escobar explica que, aunque después del 11-S se incrementaran los controles de manera acusada, "la droga no subió de precio y no faltó en las calles, es decir, que la ven pasar y la dejan pasar". "Hay una enorme hipocresía que rodea a este negocio y que muy cómodamente tiene llenos de dólares a los norteamericanos (...) la diferencia es que el dinero de la droga en Latinoamérica se usa para financiar la violencia, y allí para financiar las fiestas", concluye.