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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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COLECTIVO TELARTES

El sabor de la cultura

El sabor de la cultura
El pasado jueves, el sector cultural de Cochabamba vivió una vez más unas jornadas intensas con el norte de la definición de sus políticas culturales públicas, la convocatoria venía del municipio y el eslogan fue democratizar la cultura.
De las jornadas vividas, queda el sabor de la incertidumbre sobre la efectiva participación ciudadana en la definición de las políticas públicas; de si las contribuciones serán o no tomadas en cuenta, es decir, si la Secretaría de Cultura doblará los papelográfos y tomará los archivos digitales y los botará a la basura y continuará con sus propios planes al margen de la voluntad popular o, lo que es lo mismo, volverá a organizar la Feria del Trancapecho, olvidándose de su propia convocatoria que se nutrió de una participación democrática

Es que las indefiniciones de las políticas culturales, la oscuridad en la asignación de presupuestos, la poca transparencia de las gestiones, los compromisos incumplidos, los kilométricos chorizos, los glamorosos rallys, las canchitas construidas y el mismo patinódromo son la evidencia que a las instituciones públicas, locales y nacionales, poco o nada les interesa la democracia y menos la cultura, y ellos mismos nos van enseñando —a quienes somos parte del sector cultural— a seguir con nuestras actividades al margen de lo público

“Friburgo” no es un nuevo local de venta de hamburguesas. Es un texto, una declaración, que en un solo cuerpo reúne y explica los derechos culturales dispersos en diferentes cuerpos legales, e invita a los diferentes actores a tomar en cuenta la importancia que tiene la cultura, los derechos culturales y las dimensiones culturales de los demás derechos inalienables. Allí se destaca la cualidad como derecho humano que tiene la cultura, y busca que los diferentes actores puedan apropiárselo. Este documento es una referencia para implementar los derechos culturales y marca la responsabilidad, en todos los niveles, público y privado, de ponerlos en práctica, asegurar su ejercicio y respetarlos

La nueva secretaria de Cultura, Roxana Neri, tiene una tarea descomunal que nada tiene que ver con los chorizos. Es la de recuperar la confianza del sector, transparentar la gestión, recuperar el presupuesto, efectivizar la participación ciudadana, crear las condiciones para que pueda ejercerse el derecho a la cultura y nutrirse con la Declaración de Friburgo. Suerte con ello.