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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Dolor, impotencia y tristeza en el entierro del policía asesinado

Dolor, impotencia y tristeza en el entierro del policía asesinado


Expresiones de un dolor inconsolable, de profunda tristeza e impotencia se vieron ayer en el cementerio La Concordia de Cochabamba, durante el entierro del capitán Carlos Gutiérrez Valenzuela, que perdió la vida trágicamente en el atraco a la joyería EuroChronos de Santa Cruz.

La novia de Carlos Gutiérrez, con la que planeaba casarse pronto, llegó de Colombia con la bebita de ambos, para despedirse de su amado. Desesperada, se lanzó sobre el féretro. “Adiós amor de mi vida, tu hija y yo te amaremos siempre”, gritaba llorando.

La abuelita de Koki, como lo llamaban cariñosamente, y Marianela Valenzuela, la madre del oficial, dejaron unas rosas sobre el ataúd mientras se recostaban sobre el ataúd para despedirse de su ser querido. Ninguna pudo hablar mientras los mariachis cantaban Amor Eterno y luego la banda de la verde olivo interpretaba el Himno al Policía. La madre recibió de la Alcaldía de Quillacollo una bandera de ese municipio como signo de agradecimiento por el heroismo de su hijo. Sus compañeros de infancia y sus camaradas destacaron la entrega de Gutiérrez a sus estudios y a su trabajo. “El cielo está de luto, la Policía está de luto, es inmensa la pena”, dijo Juan Valencia, de la Academia Nacional de Policías. El ministro de Gobierno, Carlos Romero, llegó al entierro y dijo que detrás del uniforme hay personas que cada día arriesgan sus vidas y merecen todo honor.