Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 18:38

¿Una dictadura abusiva?

¿Una dictadura abusiva?
¿Una minoría reclamando por sus intereses mezquinos debiera poder perjudicar a la mayoría? Ese ha sido el detonante que ha rondado por mi cabeza en los últimos días. El hecho que motiva esta reflexión es que un grupo de menos de 50 personas decidió bloquear vías, perjudicando a decenas de miles de vecinos, ante la mirada pasiva de agentes del orden. Es una movilización de un gremio con intereses muy particulares que solo a ellos les benefician. No me extrañaría que la primera reacción de algún perjudicado vecino sea organizar a unos cuantos ciudadanos y, bajo la misma modalidad empleada por estos individuos, es decir la violencia, obligarlos a levantar su medida que perjudica a miles.

He sido militante trotskista hasta el año 1989, luego de ello no he vuelto a militar en ninguna organización política. Esta confesión no es para excomulgarme de mi pasado; todo lo contrario, si algo me movía en esa actividad eran principios y valores que perduran a su manera el día de hoy. La confesión más bien tiene que ver con la mirada que prevalece en relación al análisis de los “cuatro pelagatos bloqueando”.

En este ”mundo al revés”, como lo denominó en uno de su libros Galeano, es muy difícil muchas veces permanecer fiel a los principios. Es muy fácil perder la brújula y a título de defensa de los “más pobres”, “los excluidos”, “los de abajo”. Se termina actuando en los hechos en contra de ellos.

A partir de lo anterior, surgen numerosas preguntas. ¿Toda movilización en sí misma es algo que debiera apoyarse? ¿Condenar una movilización y actuar en contra de ella nos convierte en fascistas? ¿Es un tema de mayorías y minorías, como quisiera ver el análisis desde la democracia?

La clave para ubicarse en relación a los principios y valores y “cuatro pelagatos bloqueando” radica en la finalidad que tiene la movilización o el bloqueo. Es decir, no importa si son cuatro o cuatro mil, no importa tampoco si es resistencia pasiva como la huelga de hambre o el bloqueo de las calles; pues esas son solo formas de lucha que según la situación pueden usarse o no. Tampoco es un problema si desbaratamos el bloqueo con silbidos o a pedradas, como lo hacen ellos. Lo legítimo debería ser la finalidad. Probablemente, solo así, la entendería.