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  • Diario Digital | martes, 19 de marzo de 2024
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Una condena sin pruebas

Una condena sin pruebas
Por supuesto, no puede ser consuelo el mal de muchos. Pero cierto es que los sistemas judiciales de varios países vecinos parecen atravesar una severa crisis. La última muestra de ello es la condena conocida el pasado miércoles contra el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, por los supuestos delitos de corrupción y lavado de dinero, de los que, sin embargo, no se presentaron pruebas, lo que hace suponer que se trata de una sanción más política que legal. No obstante, el exmandatario prometió ayer luchar "en todas las instancias" para demostrar su inocencia y se mostró más dispuesto que nunca a ser candidato para las elecciones presidenciales de 2018.

"La única prueba de este proceso de no sé cuántas mil páginas es la prueba de mi inocencia. Es la única prueba", aseveró Lula en su primer pronunciamiento público tras la condena realizado en la sede del Partido de los Trabajadores (PT), reflejó la agencia EFE. El político izquierdista cargó contra fiscales, policías, prensa y especialmente contra el juez Sergio Moro, que lo condenó en primera instancia a nueve años y medio de prisión por, supuestamente, haberse beneficiado de la trama corrupta que operó en la estatal Petrobras.

"Quiero hacer un llamado a la prensa y al pueblo brasileño: Si alguien tiene una prueba contra mí, por favor, que lo diga, que la manden" a la Justicia porque "me quedaría más feliz si me condenasen con base en alguna prueba", declaró Lula. Y es que, sin evidencia concreta, el magistrado dio por comprobado que Lula recibió unos 700.000 dólares en sobornos materializados en la reserva y reforma de un apartamento en Sao Paulo, algo que negó en rotundo el líder político.

La causa penal por la que fue condenado y para la que cabe recurso es una de las cinco que tiene abiertas con la Justicia, la mayoría relacionadas con el caso Petrobras, que ha enviado a prisión a decenas de políticos y empresarios. Para Lula, la sentencia no dice "absolutamente nada", "tiene un componente político muy fuerte" y "ninguna verdad fue tomada en cuenta". "Reto a presentar una prueba, una única prueba", insistió el político, quien fue presidente de Brasil entre 2003 y 2010 y faro de la izquierda latinoamericana.

En esto último insisten también corresponsales extranjeros como Eric Nepomuceno para el diario mexicano Jornada. “¿Hay pruebas de que el departamento haya sido regalado a Lula? Dice la defensa de Lula que no existe ninguna. Para empezar, el inmueble en cuestión tiene su titularidad empeñada con el banco estatal Caixa Económica, como parte del acuerdo de suspensión de pagos y recuperación judicial de la constructora, la OAS. No existe registro de propiedad a nombre de Lula”. Y el tema político salta también a la vista en la óptica del periodista argentino Martín Granovsky del diario Página 12, quien señala: “Tras un año de oscuridad frente a los sectores populares la figura de Lula recuperó buena parte de su imagen positiva. La última encuesta fue difundida el 26 de junio por Datafolha, que pertenece a un grupo empresario antipetista con cabeza en el diario Folha de Sao Paulo. Si las elecciones fuesen ahora Lula ganaría la primera vuelta con el 30 por ciento frente al 16 por ciento del ultraderechista Jair Bolsonaro y el 15 por ciento de Marina Silva”.

La condena, al ser dictaminada en primera instancia, puede ser revertida por un tribunal superior y le permite a Lula, por el momento, ser candidato a las elecciones de 2018, condición que perdería si la sentencia fuera ratificada en segunda instancia. Pero su futuro político estará en manos de los jueces del Tribunal Regional Federal de la 4ª Región, que acostumbra incluso a imponer penas más severas. Así las cosas, todo parece apuntar a eliminar al expresidente de la senda electoral, acudiendo a cualquier argucia otra que no sea un proceso justo.