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  • Diario Digital | martes, 19 de marzo de 2024
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Patrimonio, otra deuda

Patrimonio, otra deuda
OPINIÓN informó ayer que el empresario constructor Pablo Soto, coactivante en el proceso de remate de la Casa Quinta Bickenbach (C. Walparrimachi, zona norte), finalmente se adjudicó la propiedad del inmueble patrimonial, luego de que no se presentara ningún interesado en adquirirlo. En medio de protestas de más de una decena de activistas y con una cadena humana de desconocidos impidiendo el ingreso a la oficina en la que se desarrolló la audiencia, la martillera judicial No. 9, Vania Zeballos, dio por concluido el entrampado proceso judicial en el que la propiedad estaba envuelta desde hace al menos cinco años.

Soto, consultado respecto a los intereses que tiene sobre el edificio, dijo que solo está “haciendo respetar sus derechos”. Aseguró que se encargará de la restauración y que planifica darle una funcionalidad referida a la cultura o la educación. Sin embargo, activistas de diversas organizaciones dudan de las intenciones del empresario. Varias de ellas buscarán interponer acciones para revertir la situación legal que surgió tras este último intento de remate. Es el caso del Colegio de Arquitectos de Cochabamba que, concluido el acto legal, organizó una reunión de emergencia junto al Comité de Defensa de la Casa Bickenbach (Codecabi), para definir las acciones.

La presidenta del Codecabi, Sdenka Fuentes, lamentó la forma en la que se desarrolló el remate. “No nos dejaron ingresar, ni siquiera escuchar, pese a que debía ser un acto público. Se nota una manipulación total, como si esto ya hubiera sido tramado. Lamentamos que sea así como se maneja el destino de un bien patrimonial”. “Nuestros abogados van a trabajar para que se aclare cómo es que se procede a este remate. Los herederos (de la Casa Quinta) nunca aceptaron la deuda que supuestamente contrajeron con el señor Soto”. Otra agrupación ciudadana, encabezada por la exconcejala María Isabel Caero, volvió a denunciar que “el poder con el que se realizó la preventa de la Casa Bickenbach es ilegal”.

En 2011, por dictamen de la Ordenanza Municipal 4346, la Casa Quinta Bickenbach fue declarada “Patrimonio Cultural Edificado en la Ciudad”. En términos históricos, su valor patrimonial se debe a que remite a la frontera de la ciudad que, en las primeras décadas del siglo pasado, fijaron inmuebles de Cala Cala, como la Bickenbach. Adicionalmente, testimonia la presencia en la ciudad de la familia que le dio nombre al bien, de origen alemán y dedicada al negocio de las importaciones, la cual ocupó un lugar destacado en la Cochabamba de entonces. A esto se suma el hecho de que la Casa Quinta, cuya construcción data de 1900, habría sido realizada por uno de los arquitectos más renombrados de principios del siglo XX en Cochabamba, como lo fue el catalán Miguel Tapias.

Hace poco, Caero, columnista de este diario, expresaba que existe una ley de expropiación que indica que el Ejecutivo municipal debe realizar todos los trámites para establecer el precio y llegar a acuerdos con los posibles propietarios. “La Casa Quinta Bickembach es muy hermosa. El pueblo de Cochabamba merece disfrutar de ella. Lograr su expropiación puede ser uno de los mejores regalos para toda la ciudadanía. Nos sorprende que primen los intereses económicos. Nos sorprende la poca voluntad política de varias autoridades. Nos sorprende cómo el derecho a la ciudad y a la belleza está mercantilizado”.

Medioambiente y resguardo patrimonial son, entre otras, dos viejas deudas que han tenido y tienen —porque en la presente gestión poco o nada se ha hecho— las autoridades ediles con la ciudad. Sobre el segundo aspecto, ahí está el nulo respeto a las construcciones antiguas del Casco Viejo, que son derrumbadas o remodeladas a capricho de los dueños; la conversión de la Casona Mayorazgo en “La Casa de Papá Noel” durante la pasada Navidad; o el descuido de las obras y de la zona en general de la Coronilla. Recuperar la Bickenbach sería un buen inicio de una política patrimonial.