Denuncian que FELCV encubre dos casos de policías que agredieron a sus esposas
11 de julio de 2017 (20:46 h.)
En las últimas horas, dos casos de agresiones de policías a sus esposas salieron a la luz en el país, acompañados de denuncias en torno a que los investigadores de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia de La Paz y Pando no aprehendieron a los sindicados.
El primer caso fue difundido por la Red Erbol. Una mujer de 38 años, madre de cinco niños de 11, 9, 6, 4 y 2 años, en Cobija, Pando, denunció en abril que su esposo, un sargento de la Policía, intentó matarla, pero no fue aprehendido por sus camaradas, pese a que en su contra ya había una denuncia anterior por violencia doméstica. La mujer fue golpeada, echada fuera de la casa por asistir a una reunión de comerciantes y casi fue ahorcada en presencia de una vecina. Ella sentó denuncia y al día siguiente, el sargento, le apuntó con su arma de reglamento a la cabeza y la amenazó con un cuchillo, mientras sus hijos clamaban de rodillas a su padre que no mate a su mami. La niña de 11 años tuvo que salir a la calle a pedir auxilio y un teniente la socorrió, pero los otros policías le ayudaron a que fingiera que estaba enfermo y lo llevaron a la Caja Nacional de Salud. A la víctima la trataron como agresora, pese a sus heridas en el rostro y el cuerpo. También le ordenaron a ella que le entregue todos los papeles de la casa y los objetos de valor a su agresor. Una fiscal fue la que ordenó su detención porque “se alteró”. Lo llevaron a una audiencia cautelar y le dieron detención domiciliaria. Debía pagar asistencia familiar, pero no cumple.
El segundo caso es el de otro sargento de la FELCV de El Alto. Su esposa denunció el lunes que la golpeó a puñetes y patadas. Un forense le dio cuatro días de impedimento. Según la familia de la víctima, el policía no ha sido aprehendido. El director de la FELCV, Miguel Rivera, alegó que en el caso no hubo flagrancia y que será la Fiscalía la que defina si el efectivo es aprehendido, o no. Representantes de colectivos ciudadanos como #NiUnaMenos y Mujeres de Fuego exigieron justicia para estas víctimas y que se investigue a los encubridores.
El primer caso fue difundido por la Red Erbol. Una mujer de 38 años, madre de cinco niños de 11, 9, 6, 4 y 2 años, en Cobija, Pando, denunció en abril que su esposo, un sargento de la Policía, intentó matarla, pero no fue aprehendido por sus camaradas, pese a que en su contra ya había una denuncia anterior por violencia doméstica. La mujer fue golpeada, echada fuera de la casa por asistir a una reunión de comerciantes y casi fue ahorcada en presencia de una vecina. Ella sentó denuncia y al día siguiente, el sargento, le apuntó con su arma de reglamento a la cabeza y la amenazó con un cuchillo, mientras sus hijos clamaban de rodillas a su padre que no mate a su mami. La niña de 11 años tuvo que salir a la calle a pedir auxilio y un teniente la socorrió, pero los otros policías le ayudaron a que fingiera que estaba enfermo y lo llevaron a la Caja Nacional de Salud. A la víctima la trataron como agresora, pese a sus heridas en el rostro y el cuerpo. También le ordenaron a ella que le entregue todos los papeles de la casa y los objetos de valor a su agresor. Una fiscal fue la que ordenó su detención porque “se alteró”. Lo llevaron a una audiencia cautelar y le dieron detención domiciliaria. Debía pagar asistencia familiar, pero no cumple.
El segundo caso es el de otro sargento de la FELCV de El Alto. Su esposa denunció el lunes que la golpeó a puñetes y patadas. Un forense le dio cuatro días de impedimento. Según la familia de la víctima, el policía no ha sido aprehendido. El director de la FELCV, Miguel Rivera, alegó que en el caso no hubo flagrancia y que será la Fiscalía la que defina si el efectivo es aprehendido, o no. Representantes de colectivos ciudadanos como #NiUnaMenos y Mujeres de Fuego exigieron justicia para estas víctimas y que se investigue a los encubridores.
