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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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CIUDAD SUSTENTABLE

Urbanización y salud pública

Urbanización y salud pública
Parafraseamos algunas apreciaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre el tema que hoy nos ocupa, pensando en lo que acontece a propósito en nuestra ciudad. Es una coincidencia de propios y extraños el reconocimiento y asombro. ¡Cómo ha crecido Cochabamba! Los que vuelven después de algunos años encuentran nuevas y extensas zonas urbanas en la ciudad, que son inclusive desconocidas para los propios residentes de antaño.

Sin embargo, esta dinámica de “progreso” generalmente sobrepasa las capacidades municipales de crear infraestructuras esenciales que garanticen la seguridad y salubridad de la vida en la ciudad, cuya consecuencia es precisamente el rápido crecimiento horizontal y disperso en el formato de asentamientos por regularizar. En este sentido, el entorno urbano con sus inequidades tiene un impacto directo en la salud de sus habitantes. Si bien la ciudad respecto del campo representa en primera instancia mejor esperanza de vida, en términos sociales, de salud, de educación y de trabajo; al mismo tiempo se convierte en una amenaza mayor y directa para la salud pública, especialmente para estos segmentos precarios de la población. En general, estas condiciones urbanas de vida son un caldo de cultivo que afectan la salud pública de todos sin excepción. Sucede, por ejemplo, que en la diversidad de centralidades urbanas existentes (convergencia y sobreposición de actividades económicas) como La Cancha y alrededores, los tramos de avenidas estructurantes como la Heroínas, Ayacucho, Aroma, 6 de Agosto, Panamericana, Petrolera, Siglo XX, Guayacán, Villazón, Blanco Galindo, Beijing, Circunvalación, etc., se torna a veces inmanejable la acumulación de la basura, en contraposición a lo que pasa en las áreas urbanas y dispersas, donde la basura tiende a quedarse en sus inmediaciones. Dicho de otra manera, las enfermedades infecciosas están latentes. Privilegiar en la trama urbana a los automotores respecto de la de las personas, con amplias avenidas, pasos a desnivel, etc., hace destacar los traumatismos causados por el tránsito vehicular, cuyas principales víctimas son los motociclistas, ciclistas y peatones atropellados, induciendo en amplios espacios habitados a la inactividad física y a los hábitos nocivos.

¿Qué hacer? Incorporar a las comunidades en los procesos decisorios, promoviendo una planificación urbana que propicie los hábitos saludables y la seguridad, entre otros aspectos. Seamos activos y no parte inerte del paisaje urbano.