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DESDE AFUERA

La cumbre política de la Alianza del Pacífico

La cumbre política de la Alianza del Pacífico
Con gran despliegue logístico y mediático, la XII Cumbre de la Alianza del Pacífico culminó el 30 de junio en Cali (Colombia). Los resultados de la reunión reflejan un avance en la estrategia de integración internacional antagónica con Unasur y con los países soberanos de la región, orientada (pero no limitada) en los papeles a priorizar el comercio de bienes y servicios, y unificada en la práctica en la disputa de la ofensiva neoconservadora en toda la región.

En esta ocasión, Colombia asumió la Presidencia Pro-témpore hasta 2018, periodo en el cual se sumarán, a los cuatro países del bloque y los 52 países observadores, los “países asociados”: Canadá, Nueva Zelanda, Australia y Singapur. A nivel regional, la voluntad de anexión fue expresada por el canciller uruguayo, Rodolfo Nin Novoa, en el marco de la reunión del Consejo de Ministros, a pesar del papel protagónico que el país tiene en el Mercosur, un anuncio que tomó por sorpresa a varios parlamentarios frenteamplistas.

La Alianza del Pacífico se ha mostrado como un proyecto neoliberal de integración económica que no cuenta con intereses políticos, ajustándose al discurso tecnocrático que critica duramente el proyecto de integración política de la Unasur y la Celac, un relato que tiene patas cortas, debido al bajo nivel de comercio que existe entre sus países asociados. Este es el factor principal que permite afirmar que no son un proyecto de unidad económica, sino más bien política. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las exportaciones entre estos países son de tan solo el 3.5 por ciento (proyecciones para el 2015), mientras que la suma de sus exportaciones hacia Estados Unidos es del 64 por ciento , y están enmarcadas en los Tratados de Libre Comercio que pactaron por separado. Para el 2016, las proyecciones de comercio entre los países de la AP realizadas por el BID no cambiaron, por lo cual centraron sus esfuerzos en impulsar estudios para determinar las barreras comerciales entre los países, concluyendo graves problemas de transporte y logísticos.

Une a los gobiernos de la AP su visión dependiente y de primarización de las economías, la extracción minera y petrolera, porque son los principales “motores” de las cuatro economías de la AP, el 62 por ciento en promedio de las exportaciones de Chile, Perú y Colombia son de productos relacionados con la minería, según el mismo estudio del BID, cuyo presidente, Luis Alberto Moreno, parece estar impulsando con todo esfuerzo que se consolide esta alianza de países, interés que no se advierte en otros proyectos de integración como la Unasur o la Celac.

La cumbre también fue el lugar para que más de 500 empresarios de toda la región y 400 integrantes de las delegaciones de los países asistentes tuvieran espacios de intercambio y acercamiento. Además, fue visible al acompañamiento de organizaciones internacionales como el BID, una presencia estratégica tras la realización de un préstamo de 450 millones de dólares para apoyar reformas en el sistema financiero colombiano, la cual augura nuevas formas de ajuste fiscal en el país. Sin embargo, las posibilidades de creación de mercados comunes entre estos países están limitadas por las condiciones de liberalización que sostienen con Estados Unidos, la Unión Europea y otros países productores de mercancías con valor agregado, pues difícilmente podrán estos empresarios generar un intercambio de bienes que no sean productos financieros o mineros (...).

(Tomado de www.celag.org)