En días pasados, se desarrolló en Tiquipaya el 2º Foro Regional de Desarrollo Económico Local para América Latina y el Caribe (DEL), organizado por instituciones gubernamentales, sociedad civil y academia, y la presencia aproximada de dos mil visitantes. Los resultados serán llevados al 4º Foro Mundial de DEL en Praia, Cabo Verde, África, en octubre.

Este evento, que colocó al departamento en la mira del mundo, tanto por la organización, como por los resultados de gran relevancia —insumos para un nuevo debate—, reveló en la infraestructura de nuestra ciudad cierta incoherencia con el objetivo esencial. El visitante observó un modelo de gestión que no presta condiciones aún para la aplicación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), haciendo notar la ausencia de normativa que considere el ordenamiento territorial, el manejo ambiental y la sustentabilidad, como base de un observatorio territorial que estimule, con respaldo de políticas de Estado, la creación de indicadores y productos metropolitanos estratégicos.

A la fecha no se ha consolidado la entidad territorial metropolitana, lo que conduce a afirmar que tampoco está presente una gestión claramente vinculada con la normativa nacional manejada por los ministerios de Planificación y Autonomías. Internamente en la región, no se advierte una gestión pública integrada —Gobernación y municipios—, ni entre estas instituciones con el sector privado y la sociedad civil, situación heredada de una cultura de ciudad en la que las transformaciones externas no influyen en los modos de vida. Peor aún, se observa que en el corto y mediano plazo no se producirán mayores cambios, dado que el nivel central ya deslindó responsabilidades de gestión al departamento, y, a nivel regional, la escasa o ninguna coincidencia intermunicipal, la escasa participación ciudadana y el bajo fortalecimiento de planificación integrada descentralizada no permiten vislumbrar un desarrollo metropolitano eficiente.

Es preciso rescatar resultados clave de este encuentro, para que los gobiernos rediseñen su rol y asignen recursos humanos y financieros que cumplan los compromisos derivados del DEL.

La región metropolitana, como centro del proceso de desarrollo inclusivo y consensuado, debe definir esfuerzos concurrentes entre modelos alternativos de economía social, solidaria, circular, con un pluralismo horizontal empresarial, permitiendo implementar los ODS y el DEL como estrategia para desarrollar redes de cohesión socioterritorial en una metrópolis policéntrica, con gobernanza multinivel y participativa, como visión fundamental para un cambio estructural.