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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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El destino de las manos del Che

El destino de las manos del Che
A Ernesto “Che” Guevara, el mítico guerrillero argentino que fue pieza fundamental del triunfo de la Revolución cubana, es imposible dejarlo fuera de la historia del siglo XX. Con sus luces y sombras, es un personaje especialmente fundamental, con una muy particular manera de ver el mundo y de cambiarlo.

El mes que pasó, se recordaron 89 años de su natalicio, y para octubre el Gobierno y diferentes organizaciones alistan variados homenajes, entre políticos y culturales, para conmemorar su muerte en 1967, acaecida en el poblado de Vallegrande.

Figura trascendental e icono del proceso histórico latinoamericano y mundial, Guevara fue un ser congruente que “hacía lo que decía y decía lo que hacía”, afirmó el escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II, uno de los biógrafos del guerrillero, en una entrevista para medios cubanos. La muerte del combatiente en Bolivia, el 9 de octubre 1967, puso al país en los ojos del mundo, y hasta nuestros días se siguen investigando los sucesos relacionados a la desaparición de uno de los próceres de la izquierda planetaria.

El 9 de diciembre de 1995, OPINIÓN le dio al mundo una primicia. “La historia oculta de las manos del Che”, tituló un completo reportaje especial de cuatro páginas, elaborado por Federico Sabat Lara. “Después de 28 años [de los sucesos de La Higuera], hoy desvelamos los entretelones de cómo fueron a parar las manos del Che y la mascarilla a Cuba. Sus protagonistas se confesaron con OPINIÓN y decidieron de una vez por todas hablar”, señaló la introducción del trabajo.

Para el mismo, su autor, durante meses y con la persistencia del buen reportero, intentó que los involucrados en los hechos digan su verdad. Así y por separado, el periodista Victor Zannier y el dirigente comunista Juan Coronel contaron lo que pasó luego de que el alto mando militar de Bolivia, a instancias de sus asesores de Estados Unidos, decidiera cercenar las manos del Che y hacer una mascarilla del rostro del caído, a efectos de confirmar con total certeza su identificación.

El relato de ambos estableció que los restos quedaron en poder del exministro del Interior Antonio Arguedas, quien —al igual que hizo antes con el diario del guerrillero— gestó su traslado a la Cuba de Fidel Castro, a donde llegaron el 6 de enero de 1970. La tarea fue encargada a Zannier, quien a su vez contactó a Coronel y a otro líder del Partido Comunista de Bolivia (PCB), Jorge Sattori. Tras reunirse los tres en julio de 1969 en un restaurante paceño, se planeó el periplo de las manos y la mascarilla de Bolivia a Cuba, que comenzaría cinco meses después.

El reportaje, elaborado en tono narrativo y que incluyó una completa infografía, contó entonces cómo los restos y sus portadores tuvieron que atravesar aeropuertos y controles de Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, España, Francia, Checoslovaquia, Hungría y la Unión Soviética, país desde el que finalmente llegarían a la isla caribeña.

La fascinante historia del tramo, en la que intervinieron diplomáticos, políticos y agentes gubernamentales de los países entonces comunistas y de EEUU, fue complementada con las declaraciones de Castro tras recibir los restos de su compañero de lucha, más un análisis comparativo de lo relatado por los viajeros.

Revelados los sucesos, años después lo publicado en OPINIÓN inspiró reportajes similares y hasta homónimos, entre ellos los de prestigiosos diarios como El País y ABC de España.

Los otros restos de Guevara y otros combatientes permanecieron escondidos durante 30 años cerca de una pista de aterrizaje de Vallegrande y fueron hallados en 1997, cuando se enviaron a Cuba.

Hasta la llegada al poder de Evo Morales, las Fuerzas Armadas bolivianas siempre reivindicaron el aniquilamiento del argentino como una victoria militar contra una incursión extranjera armada.