Tras casi medio año de labores, nuestros escolares y colegiales tienen desde el lunes su merecida vacación invernal. Al respecto, estamos parcialmente de acuerdo con la determinación tomada desde hace varias gestiones por el Ministerio de Educación para prohibir las tareas en los recesos.

No era saludable que, luego de continuas actividades, nuestros estudiantes no tengan derecho a un descanso por culpa de grandes cantidades de deberes, varios de los cuales no tenían otro sentido que el de ocupar su tiempo, el que podía ser mejor aprovechado. Podían, sin embargo, las autoridades haber sido un poco más creativas. En vez de no siempre divertidos ejercicios aritméticos, ciertamente tediosas instrucciones de copiado o inservibles proyectos de maquetas que significaban más trabajo para los padres que para los hijos, se podría haber pensando en algo placentero para los menores. Por ejemplo, que al retorno a clases le cuenten al curso lo que leyeron en un libro o, incluso, que demuestren sus habilidades en un nuevo juego aprendido. No se dispusieron así las cosas y no hay mucho que hacer.

Pero lo anterior no significa que las vacaciones tengan que ser dos semanas para que los pequeños solo se peguen a las pantallas de televisores, celulares o computadoras. Lo ideal sería que pasen más tiempo con sus padres, que compartan con ellos todo tipo de nuevas aventuras. No obstante, esto es escasamente posible, pues la mayoría de los adultos debe continuar trabajando, y aun los que disponen vacaciones no siempre pueden hacerlas coincidir con los recesos de sus hijos.

En tal sentido, si bien hay que dejar descansar a los niños, pensamos que también se puede ocupar una parte de su tiempo libre de manera entretenida a la vez que provechosa. Por fortuna, aunque para ello haya que hacer un sacrificio económico, en Cochabamba hay todavía opciones interesantes.

Por ejemplo, en los jardines donde muchos tuvimos buenos momentos formativos, los del Palacio Portales, espacio en el que se creó además la casi legendaria revista infantil Chaski, el Centro Pedagógico y Cultural Simón I. Patiño reabrirá sus talleres para niños, adolescentes y jóvenes. Se programaron 12 de estos entre el lunes 3 y el viernes 14 de julio, de los cuales cuatro tendrán una duración de cinco sesiones o una semana, y el resto de ocho sesiones o las dos semanas de la vacación. En tales actividades, los pequeños podrán conocer desde los orígenes del cine, hasta el uso del origami para ambientar lecturas familiares, pasando por la creación de títeres (Quienes deseen más informes pueden visitar el sitio web: centropatino.fundacionpatino.org o llamar al teléfono 4489666).

Por otro lado, Luigi Baudoin, reconocido músico a la vez que destacado formador de niños y jóvenes, iniciará desde el siguiente sábado (y durante varias sesiones semanales) el taller “Rock y dibujos animados”, destinado a padres e hijos que en conjunto crearán una animación. Hace unos meses, el artista lanzó una actividad similar, en la que los infantes y sus progenitores compusieron una canción rockera que, como seguramente la animación, quedará en la memoria de los autores como un gran recuerdo del tiempo compartido, lo cual es vital para la relación entre padres e hijos (Quienes deseen mayores informes pueden llamar al 65735416 o visitar el sitio de Facebook del músico).

Y, por si la oferta fuera poca, el proyecto mARTadero llevará acabo talleres vacacionales para niños y adolescentes, del 3 al 14 de julio, en las áreas de danza contemporánea, breakdance, parkour, fotografía, teatro, pintura, dibujo y robótica. De manera gratuita, adicionalmente se ofrecerá a los padres una sala con material audiovisual sobre educación alternativa. Se mostrarán documentales, como forma de aprovechar la espera previa para recoger a los menores (Quienes deseen mayores informes pueden visitar el sitio martadero.org o llamar al 72262533).