SERENDIPIA
Si no está en digital, no existe
29 de junio de 2017 (20:07 h.)
Vivimos hoy el “ver para creer” de Tomás, uno de los apóstoles bíblicos. Hoy, si no lo filmas o fotografías, no existe.
Los celulares son mejores en muchos casos que las mismas cámaras fotográficas. Por eso nos hemos convertido en una especie de reporteros gráficos que muestran lo que sucede; desde lo sublime y trascendental hasta la banalidad de los selfies. Si a eso se suma los smartphones, esas fotografías se incorporan casi en tiempo real a la nube, multiplicándose progresivamente su posibilidad de ser vistas.
En las reuniones, mucha gente destina parte de su agenda para la sesión de fotos. Todos son un poco modelos icónicos o grandes fotógrafos. Inmediatamente, las cuelgan en redes como Facebook, Snapchat, Instagram o el Pinterest, para dar cuenta de lo sucedido.
Antes, un rollo de fotos tenía 24 o 36 exposiciones. Por costos y tiempo, para ver resultados debíamos elegir muy bien el objetivo y precisar las técnicas fotográficas: luz, enfoque, encuadre, etc. Hoy, miles de fotos automáticas con efectos incluidos surgen con un solo requisito: darle click.
Hasta ahí no hay mayores problemas, al menos para esta columna. La incomodidad surge cuando, por retratar la realidad, terminamos perdiendo la posibilidad de disfrutarla, o postergamos la emoción para cuando mostremos las fotos.
La famosa cantante británica Adele paralizó un concierto y a uno de los asistentes del público que no se detenía filmándola. Le dijo: "¿Podrías dejar de grabarme con tu cámara de video? Porque estoy aquí, en la vida real. Puedes disfrutar en la vida real, en vez de a través de tu cámara".
Con las fotos, vivimos de alguna manera lo que ocurrió con las fotocopias antes y el escaneo de los textos hoy. Peleamos desesperadamente por poseerlas. Una vez que se encuentran en nuestra propiedad, suponemos que, por efecto mágico, son parte nuestra.
¿Se han planteado, como una tarea típica de principio de año, la de catalogar sus archivos de fotos? Es muy probable que no. ¿Han vuelto a ver las miles de fotos que registraron? Otra vez es la respuesta es no, seguramente. Pero lo más grave: ¿recuerdan ese hecho con emociones en torno al objeto de la foto? o ¿sus recuerdos están asociados solo a tomar la foto?
Los celulares son mejores en muchos casos que las mismas cámaras fotográficas. Por eso nos hemos convertido en una especie de reporteros gráficos que muestran lo que sucede; desde lo sublime y trascendental hasta la banalidad de los selfies. Si a eso se suma los smartphones, esas fotografías se incorporan casi en tiempo real a la nube, multiplicándose progresivamente su posibilidad de ser vistas.
En las reuniones, mucha gente destina parte de su agenda para la sesión de fotos. Todos son un poco modelos icónicos o grandes fotógrafos. Inmediatamente, las cuelgan en redes como Facebook, Snapchat, Instagram o el Pinterest, para dar cuenta de lo sucedido.
Antes, un rollo de fotos tenía 24 o 36 exposiciones. Por costos y tiempo, para ver resultados debíamos elegir muy bien el objetivo y precisar las técnicas fotográficas: luz, enfoque, encuadre, etc. Hoy, miles de fotos automáticas con efectos incluidos surgen con un solo requisito: darle click.
Hasta ahí no hay mayores problemas, al menos para esta columna. La incomodidad surge cuando, por retratar la realidad, terminamos perdiendo la posibilidad de disfrutarla, o postergamos la emoción para cuando mostremos las fotos.
La famosa cantante británica Adele paralizó un concierto y a uno de los asistentes del público que no se detenía filmándola. Le dijo: "¿Podrías dejar de grabarme con tu cámara de video? Porque estoy aquí, en la vida real. Puedes disfrutar en la vida real, en vez de a través de tu cámara".
Con las fotos, vivimos de alguna manera lo que ocurrió con las fotocopias antes y el escaneo de los textos hoy. Peleamos desesperadamente por poseerlas. Una vez que se encuentran en nuestra propiedad, suponemos que, por efecto mágico, son parte nuestra.
¿Se han planteado, como una tarea típica de principio de año, la de catalogar sus archivos de fotos? Es muy probable que no. ¿Han vuelto a ver las miles de fotos que registraron? Otra vez es la respuesta es no, seguramente. Pero lo más grave: ¿recuerdan ese hecho con emociones en torno al objeto de la foto? o ¿sus recuerdos están asociados solo a tomar la foto?