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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Om mani padme hum

Om mani padme hum
Este pasado 21 de junio, se celebró el Día Mundial del Yoga. Nuestra ciudad se sumó a dicho festejo con una intensa actividad que unió a los practicantes de esta disciplina. En esencia, eso es el yoga, una palabra del sánscrito que significa “unión”. El yoga es una disciplina de más de 4.000 años, mediante la cual, y a través de “asanas” o posturas, se busca el equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu.

Hoy pareciera que nadie se libra del mal del siglo XXI: el estrés. Ese silencioso enemigo que primero te mina la mente diciéndote que todo es urgente, que todo es para ayer, que tu trabajo es una prioridad y que debes ser lo más productivo posible. Después ataca tu cuerpo con sobrepeso, agotamiento físico, dolores y dificultades al dormir. Finalmente, entra en tu espíritu y te hace sentir débil, poco asertivo y sin proyectos.

Esto que te contaré es un secreto a voces entre los programadores y desarrolladores en todo el mundo: en algún momento de nuestras vidas, preferimos trabajar de noche, porque apreciamos el silencio, porque podemos reposar nuestra mente y concentrarnos al máximo en las tareas requeridas. Esto permite que muchas empresas tecnológicas flexibilicen sus horarios y se abran a la idea de trabajar por objetivos. Otros prefieren actividades “desestresantes” como practicar algún deporte, ir al gimnasio, masajes en el sauna o tumbarse frente a la TV por horas. Pero, al final del día, son solo medidas que parchan un efecto pero no atacan la causa.

Escribo sobre esto no solamente por la celebración reciente, sino porque, ya seas estudiante universitario, profesional o padre de familia, sabes que vives en un entorno altamente competitivo, donde te presionan para rendir más. Seamos honestos, una mente descontrolada en un espíritu difuso no produce buenos resultado, pero una mente clara y en reposo toma buenas decisiones y puede ser muy eficiente. El yoga no es una cura antiestrés. No te quitará el cansancio o la fatiga, sino te hará descubrir por qué dentro de ti quieres vivir tan acelerado, y te pondrá un freno de mano, te hará despertar finalmente en esta inmensa “Matrix” para que te veas a ti mismo como un espíritu con cuerpo, y no a la inversa.

Me ha llamado gratamente la atención que algunas empresas locales (especialmente en el rubro de tecnología) hayan introducido esta práctica en sus horarios de trabajo. Me permito sugerir que se amplíe también a colegios, universidades, instituciones públicas, privadas y, por supuesto, dentro de tu familia. Ahí, en el silencio, escucharás a tu propia voz.

“He sido un buscador y lo sigo siendo, pero paré de mirar en libros y estrellas, y empecé a escuchar a las enseñanzas de mi alma” (Rumi).