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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Machismo, un lastre generalizado

Machismo, un lastre generalizado
Una de las expresiones más usuales del patriarcado es el humor machista. Este suele legitimar conductas de abuso masculino que llegan hasta la violencia simbólica, verbal, económica, física y sexual. Por supuesto, hay también chistes de género que son inocentes, pero suelen ser una reducida excepción. La gran mayoría de las supuestas bromas oculta un trasfondo que intenta perpetuar el poder de los hombres sobre las mujeres.

En Bolivia, hay quienes quieren dejar establecido que solo nuestras autoridades son machistas cuando hacen algún chiste en este sentido. Recordemos como muestra las diversas veces en que nuestro propio Presidente se ha referido de manera más que inapropiada de las mujeres, contradiciendo las mismas políticas y acciones emprendidas por su Gobierno para la equidad. Pero, muy lamentablemente, este es un lastre generalizado.

El último ejemplo de esto sucedió este martes, cuando se viralizó en internet un video registrado el fin de semana pasado en la ciudad chilena de Linares, en el que el expresidente de ese país y ahora también precandidato presidencial Sebastián Piñera hizo una broma de carácter machista durante un acto de campaña. "Bueno muchachos, me acaban de sugerir un juego muy entretenido. Es muy sencillo: todas las mujeres se tiran al suelo y se hacen las muertas, y todos nosotros nos tiramos encima y nos hacemos los vivos". Ya en 2011, cuando era Presidente, el político conservador fue protagonista de una polémica parecida, cuando explicó en tono jocoso la “diferencia” entre un político y una dama. "Cuando el político dice que ´sí´ quiere decir ´tal vez´, cuando dice ´tal vez´ quiere decir que ´no´ y cuando dice que ´no´, no es político. Cuando una dama dice que ´no´ quiere decir ´tal vez´, cuando dice ´tal vez´ quiere decir que ´sí´, cuando dice que ´sí´ no es dama", expresó en esa oportunidad.

Y, si miramos al norte, aún están frescos los agresivos dichos de campaña del magnate republicano Donald Trump, actual Presidente de Estados Unidos. “Cuando eres una estrella, [las mujeres] te dejan hacerles cualquier cosa. Agarrarlas por el coño. Lo que sea". "Si Hillary [Clinton] no puede satisfacer a su esposo [entendemos que aludiendo al caso Lewinsky], ¿cómo pretende satisfacer a Estados Unidos?”. "Un hombre tiene claro lo que quiere y hace lo que sea para obtenerlo, sin ningún tipo de límites. Las mujeres encuentran que ese poder que tengo es tan excitante como mi dinero".

Este cavernario modo de pensar seguramente es también el mismo que sustenta, volviendo a nuestra región, la tenebrosa violencia machista en Argentina. Ayer, mediante un cable de la agencia EFE, informábamos que, en ese país, las denuncias y las llamadas al teléfono de atención a las víctimas aumentan, mientras que el tiempo que transcurre entre los feminicidios disminuye, y las 133 muertes registradas en los primeros cinco meses del año cifran la lacra que acecha a esa nación. Entre enero y mayo de 2017, fue asesinada en el país austral una mujer cada 26 horas, 4 horas menos que en el pasado año, según un informe de la organización no gubernamental Movimiento de Mujeres de la Matria Latinoamérica (MuMaLá).

¿Qué hacer? Desde luego que el dicho popular “Mal de muchos, consuelo de tontos” es más que aplicable en esta situación. A título de que en todas partes sucede, no se puede concebir como normal la violencia que comienza en “chistes” o declaraciones inapropiadas de las autoridades. En tal sentido, bien hacen las organizaciones de la sociedad civil en lanzar airadas quejas cada vez que pasa. Igual de adecuado e inteligente, sin embargo, sería también que las agrupaciones feministas contrarresten el humor machista con uno que ridiculice los principios del patriarcado. Solo de ese modo la lucha se trasladará también al terreno simbólico.